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La Videocasetera de Pekerman
Quienes crecimos en los ochentas y noventas la recordamos con mucho cariño. Los jóvenes de hoy la ven como un aparato obsoleto, digno de un museo doméstico. De cualquier forma, la videocasetera es sin duda un objeto muy simpático, capaz de reproducir imágenes de otro tiempo, inclusive variando la luz y la velocidad. Las recientes victorias de nuestra Selección ante los Estados Unidos y Eslovenia me dejan la impresión de que el control remoto de dicho aparato en muy raras ocasiones abandonó la mano de José Pekerman. El combinado patrio se mostró ampliamente capaz de controlar la velocidad y la luz en los encuentros, por así decirlo. Consiguió imponer un ritmo vertiginoso ante los norteamericanos y remontar un partido complicado ante un rival que se agrupo atrás y por momentos contragolpeó con criterio. Por otra parte fue igualmente capaz de meterle el partido a la nevera a los balcánicos, defendiéndose con la pelota y restándole ritmo a un rival muy físico. Por momentos se exhibió un fútbol de alta costura y, cuando las circunstancias lo exigieron, se optó por lo pragmático. Toques sencillos en ocasiones; tacos y paredes, en otras. Control de velocidad y luz, al igual que la videocasetera, gracias al buen trato del esférico en el centro del campo y al buen acople de nuevos valores. Sin embargo, no todo es motivo de elogio. Pablo Armero acusa ya su falta de minutos en el AC Milan, incluso cometiendo un penalty infantil ante Estados Unidos. En aquel cotejo, los movimientos rápidos de los representantes del Tío Sam en ocasiones confundieron a la zaga, donde la coordinación de movimientos entre Murillo y Pedro Franco no fue la ideal, situación que mejoró con Cristian Zapata como acompañante del hombre del Granada. Aún así, Jeison Murillo es el gran descubrimiento del semestre por parte de Pekerman y se perfila ya como un digno sucesor de Andrés Escobar, Iván Córdoba y el venerable Yepes. Por otra parte, el equipo no mostró mucha contundencia en la contención. Si bien Sánchez y Mejía respondieron bien en su labor como único volante exclusivamente de marca, por momentos faltó colaboración. En este aspecto, Aguilar fue el más laborioso, terminando por tener una gran presentación ante Eslovenia. Fue en muchos pasajes el bastión del medio campo, haciendo muy bien la transición entre defensa y ataque. Los recipientes de esa transición fueron James y Cuadrado, donde el galáctico se mostró más práctico y efectivo en la gestación de jugadas ofensivas que el crack de la Fiorentina. Este último no anduvo muy fino en el primer partido, mas en el segundo se mostró más colectivo y enchufado. James por su parte se muestra cada vez más metido en los partidos, menos intermitente, donde otra viveza suya terminó en el extraordinario gol de Ramos. La delantera sigue mostrando explosión, donde lo hecho por Carlos Bacca y Teo Gutiérrez en el primer cotejo fue muy interesante. Se buscaron, se complementaron, intercambiaron posiciones... en fin, fueron una verdadera pareja de ataque. El porteño entró como una ráfaga para empatar el juego, ante la confusión por la dudosa posición de Teo, quien cabeceó de forma superlativa un centro que le quedaba algo incómodo para el gol de la victoria. En el segundo juego vimos una excelsa definición de Adrián Ramos, quien eludió al arquero tras un cobro a riesgo. Quedó en deuda Jackson Martínez quien, tras sus dos anotaciones en el Mundial, parece estar de nuevo alejado del gol con la selección. Podrán decirse muchas cosas. Que Clint Dempsey no jugó, que Eslovenia convocó juveniles, que los rivales carecían de peso, etc. Todo eso es cierto, mas también lo es que no eran partidos fáciles y Colombia mostró el criterio, aplomo y la calidad necesaria para resolverlos. En conclusión, la temporada de fin de año llega con una cálida brisa sobre las velas del barco capitaneado por José Pékerman. Un cierre digno de este 2014: el año de la Selección.
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