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A gozar con ‘La brujita’, pero al estilo de Aníbal Velásquez

Todos los años, al llegar el mes de octubre, las emisoras de la región Caribe colombiana comienzan a programar de manera reiterativa una canción grabada originalmente por Aníbal Velásquez hace más de 40 años, en un ritmo que el denominado ‘Mago del Acordeón’ bautizó como guaracumbia, que no es otra cosa que una fusión de guaracha criolla con la cumbia. El título de esa canción, que de inmediato incita al baile, es ‘La brujita’.

En la placita de la de la vieja barriada

en la placita de la vieja barriada

dicen que sale, que sale una brujita

yo quisiera que me saliera a mí

yo quisiera que me saliera a mí

para ver, para ver quién va a sufrir…

Esa pieza, de gran acogida entre los amantes de la música y de los que no lo son, constituye una especie de himno sagrado del último día del décimo mes del año, cuando se celebra la ya tradicional Noche de Brujas.

Moisés Coronado Castro, su autor, un prolífico compositor magdalenense, la escribió inspirado en una leyenda popular sobre una bruja que se paseaba por la plaza de su Ciénaga natal.

“Acerca de esa leyenda fantástica, me inventé una historia jocosa, costumbrista, mamagallística para cantársela a mis amigos. El gran mérito se lo imprimió Aníbal Velásquez con las notas alegres de su acordeón”, me dijo Moisés Coronado Castro hace varios años, cuando estaba en el trabajo de campo de mi libro ‘Aníbal Velásquez, El Mago del Acordeón’, publicado en 2006 por la Editorial La Iguana Ciega.

Qué sería de la pobre brujita

si llegara a caer en mis manos

no volvería a asustar más a nadie

por lo que yo le tengo pensado…

En efecto, Aníbal con el respaldo de su hermano José ‘Cheito’ Velásquez, en la caja; Jaime López, en la guacharaca; Fernando Álvarez, en la tumbadora; Justo Velásquez, en el bajo, y Epifanio Barrios, en el cencerro, le dieron un sabor especial a la canción.

“Con el primer ensayo que hicimos supe de inmediato que en las manos tenía un éxito para toda la vida. No me equivoqué”, me comentó Aníbal Velásquez.

Tan pronto salió el mercado, la canción gozó del respaldo del público, y para Aníbal Velásquez se convirtió en uno de los temas infaltables en su repertorio.

“En todos mis conciertos, bien sean en Colombia, Venezuela, México, Estados Unidos, Alemania, Holanda o Inglaterra, tengo que interpretar, casi por obligación, ‘La brujita’. Ese es un tema universal como los son ‘Guaracha en España’, ‘Mejor para ti’, ‘El turco perro’, ‘Cinco pa’ las doce’ y ‘El perro de Juana”.

REVOLUCIONARIO

Alfredo Gutiérrez, uno de los más connotados creadores musicales que ha parido el Caribe colombiano, y reconocido por sus piquerias con Aníbal Velásquez, tanto en las tarimas como en las grabaciones, da la mejor definición del bigotudo acordeonero barranquillero:

“Aníbal Velásquez fue el gran revolucionario de la música de acordeón de este país. Antes de que él apareciera en la escena, todos los acordeoneros tenían su propio estilo, pero tocaban los mismos aires. No había notorias diferencias. Aníbal llegó, exploró, tocó lo que sonaba en la época y después impuso su propia marca e hizo genialidades con el acordeón”.

El trirrey vallenato no duda en aseverar que de las canciones interpretadas por Aníbal Velásquez, ‘La brujita’ tiene su sitial inamovible en la galería de los clásicos de la música popular de Colombia.

“Es de esas canciones que un cantante quiere tener en su repertorio”, señala.

‘La brujita’ fue grabada después por Aniceto Molina y por la Orquesta Los Tupamaros, bajo la dirección del payanés Fernando Jaramillo (q.e.p.d.). Pero la cadencia que le puso Aníbal fue insuperable.

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