En tiempos milenarios hubo una persona muy singular en el mundo; muy altruista, un gran patólogo, un científico en el estudio de las enfermedades del cuerpo humano conocido como el Apóstol de la Medicina por naturaleza, no estudió en ninguna universidad porque no había. Fue el filántropo más grande que ha tenido la humanidad, fue Sócrates, primer médico en aquellos tiempos; su insignia personal figuraba en todas las universidades y clínicas del mundo. Este genio benefactor, a manera de el Mesías, por su sabiduría y el conocimiento de lo complicado que es el cuerpo humano. Ahora bien, muchos aficionados han seguido las enseñanzas de Sócrates y trabajan el campo médico.
Agradecido estoy por estar recibiendo desde hace mucho tiempo los servicios de la salud de la empresa Ami, con mucho amor y profesionalismo de los médicos y paramédicos, etc.
Godofredo Cervantes Mejía
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