Abundancia de camarones en Córdoba
Los pescadores de Moñitos ya no tienen que ir mar adentro.
Cuando Jaime Cabrera olfateó como buen pescador y diestro del mar, que en Moñitos había superpoblación de camarones, alertó a sus colegas de la playa y se dieron a la tarea de elaborar gigantescas mochilas con material de tejido diminuto para aprovechar lo que llamaron una “lluvia de mariscos”, que además vino acompañada con otras clases de pescado.
El fenómeno que según los nativos nunca antes se había presentado con tanta fuerza ocurre desde hace una semana en Bahía La Rada, corregimiento ubicado a 110 kilómetros de Montería.
Precisamente, en Noteseve, uno de sus caseríos, se desarrolla en septiembre de cada año el Festival del Camarón.
“Ya no hay necesidad de ir mar adentro, instalamos las redes a unos 500 metros y al cabo de un rato las traemos a la orilla, donde sinceramente, no hay recipiente para recogerlo y guardarlo”, sostuvo Cabrera.
Las clases de crustáceos que invaden la costa de Moñitos son el langostino, el camarón blanquillo y el tití. Este último es que se utiliza para las cocteleras.
La “lluvia de camarones” está representada en una tonelada por cada equipo de pescadores, compuesto por grupos entre 15 y 18 personas. En ese litoral hay entre tres y cuatro grupos, lo que indica que Moñitos, está inundado de mariscos.
Hace un mes las capturas eran mucho menores. Según los nativos al que mejor le iba en la faena lograba solo 100 kilos al día, por equipo de pescadores, es decir, la producción aumentó en un 90%.
“Lo que está pasando en estas playas es sorprendente. Muchos visitantes que no salen del asombro prefieren quedarse a ayudar a sacar camarones de las redes y por supuesto se les regala su porción”, indica el pescador Cabrera.
En la playa de La Rada el kilo de camarón estuvo ayer en 2 mil pesos el kilo, cifra que antes de la ‘subienda’ llegaba hasta 5 mil pesos.
DESEMPOLVAN LAS RECETAS. En esa zona de la costa de Córdoba las amas de casa desempolvan por estos días los recetarios que se guardaban en los baúles, para complacer el paladar de sus maridos en medio de la abundancia de mariscos.
Jaime reconoce que lo prefiere en coctel, aunque detalla que en la zona es apetecido el arroz con camarón, ceviche y hasta dulce.
A sus 80 años manifiesta que está más firme que nunca gracias al camarón y al pescado de mar, “la voz no me tiembla y la preocupación es que tengo 16 hijos en la casa, como 8 por la calle y la lista puede aumentar. Todo eso se lo debo a la potencia del camarón y del pescado de mar”.
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