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Cocodrilo albino, de la misma especie de Michael Jackson cocodrilo, bautizado así por el fallecido Rey del Pop..
Cultura

El trágico final del ‘otro’ Michael Jackson

Turistas de diferentes partes del mundo toman los ‘tours’ por el río Adelaide para verlo saltar por un trozo de carne que, previamente, los guías le colocan de anzuelo. Entonces, todos descubren su descomunal corpulencia y exclaman, ¡Dios!

Diez días antes de que se acusara a Michael Jackson cocodrilo de ser el causante de la desaparición del pescador, las imágenes del octogenario Brutus dando cuenta de su voracidad de depredador, a pesar de faltarle algunos dientes, habían echado a rodar por medio mundo.

Andrew Paice lo había retratado en plena faena, desde el barco en el que realizaba un crucero de vida salvaje en compañía de su mujer y su hija, y las agencias habían dado cuenta de la noticia.

Brutus había acorralado, primero, y luego dado caza a un tiburón blanco que, al igual que él, se movía por las turbias aguas del río Adelaide, en el Territorio Norte de Australia.

Pero no solo por estas recientes fotos Brutus es famoso. Lo era ya antes por su gran tamaño –mide 5 metros y medio de largo–, ser manco –perdió una zarpa en una pelea con otro depredador– y administrar con agilidad, aun viejo, un peso bien generoso: casi dos toneladas. Turistas de diferentes partes del mundo toman los tours por el río Adelaide para verlo saltar por un trozo de carne que, previamente, los guías le colocan de anzuelo. Entonces, todos descubren su descomunal corpulencia y exclaman, ¡Dios!, en señal de que es cierto que bajo esas aguas habita ese animalote, que no es un pececillo saltarín, sino un cocodrilo de agua salada, especie que tiene por costumbre atacar todo aquello que se mueva o se ponga a su alcance.

Michael Jackson cocodrilo, al igual que Brutus, era archiconocido en el Territorio Norte australiano. Tras la noticia de su muerte, un guía turístico de la zona declaró: “Es una gran pena. Lo echaremos de menos”.

Como las noticias no dan mayores detalles sobre la persona del pescador desaparecido como consecuencia del ataque de Michael Jackson cocodrilo, diez días después de que la noticia de Brutus se hiciera pública y circulara rabiosamente por distintos soportes digitales, manejemos las siguientes hipótesis:

1.- El pescador vivía inmerso en su propio mundo. No leía, ni escuchaba, ni veía noticias, ni hablaba con sus vecinos, ni con los hombres del bar de su barrio, ni tan siquiera con su mujer –en el supuesto de que esta sí fuese receptiva a las noticias–, sobre sucesos de actualidad. Por tanto, no estaba enterado de las incursiones de Brutus por el Adelaide. Aunque ya sabemos que fue Michael Jackson cocodrilo y no Brutus quien lo atacó, había un Brutus moviéndose por allí.

2.- El pescador, de 57 años, no era un lugareño del Territorio Norte de Australia. En esta zona, desde 1971, los cocodrilos de agua salada son una especie protegida. Por este motivo no han parado de reproducirse y se estima que ya hoy son unos 80 mil los que habitan muchos de sus ríos, arroyos y pantanos.

3.- El pescador de 57 años, al que el pasado agosto se le enganchó el sedal con el que estaba pescando y se metió en el río Adelaide para desengancharlo, desconocía por completo lo que es el Territorio Norte y su ajetreado turismo, atraído, precisamente, por la presencia de los salties, como se les llama a los cocodrilos de agua salada en el argot australiano. También debía ignorar que, no muy lejos de donde se había dispuesto pescar, los cruceros de vida salvaje enseñan a los turistas lo que es un cocodrilo de verdad-verdad, cuando sus fauces depredadoras surgen desde el agua para llevarse la carnada que les han colocado en lo alto de una vara. Y que Michael Jackson cocodrilo era una de esas atracciones turísticas que despertaba admiración cada vez que caía en la trampa de la carnada y enseñaba su mastodóntico cuerpo de cuatro metros y medio de largo, emergiendo de las aguas del Adelaide como si fuese el mismísimo espectro del también corpulento Goniopholis Kiplingi, su antepasado de hace 130 millones de años, que gustaba de alimentarse, entre otros, de pequeños dinosaurios.

4.- En su trayecto hacia el punto del Adelaide donde su entonces mujer y hoy viuda solo recuerda haber escuchado un grito antes de que su marido desapareciera para siempre, el pescador no vio ninguno de los avisos que previenen sobre la presencia y la peligrosidad de los crocodylus porosus.

5.- En ese trayecto tampoco tuvo la fortuna de tropezarse con el sargento Stephen Constable, que el pasado enero fue el encargado de notificar a la prensa la muerte del niño aborigen Jayden Djandju, arrancado del estanque en el que nadaba con otros cinco adolescentes por un saltie de 2.5 metros de largo, en el Parque Nacional de Kakadu, también situado en el Territorio Norte australiano. Ni con el sargento mayor Geoft Bahnert, al frente del caso Sean Cole, el joven de 26 años que en agosto de 2013 se echó a nadar a las aguas del Mary River en compañía de otro compañero de acampada, y que ya de vuelta hacia la orilla, fue destrozado por un saltie en presencia del resto del campamento. “El río María es conocido en el mundo entero por contener la mayor cantidad de cocodrilos adultos de agua salada. Nadie debería nadar en él”, declaró entonces el sargento mayor.

6.- El pescador –cuya mujer, hoy viuda, se giró tras escuchar el grito de él y solo vio en el río una cola de cocodrilo que se perdía entre el agua– nunca fue advertido de lo que debía tener en cuenta si se iba a pescar, o a acampar o a pasear por determinados puntos del Territorio Norte:

a.- Nunca hay que bañarse en arroyos de agua salada o en ríos que se vean afectados por la marea.

b.- Nunca acampar a menos de 50 metros de la orilla de un río, pantano o sitio con agua. Los cocodrilos salen del agua de improviso. Si esto sucede, siempre hay que correr en línea recta, sin perder de vista que durante los primeros diez metros ellos corren a gran velocidad, pero luego se cansan.

c.- A diferencia de cuando salen a tierra, en el agua los cocodrilos no pierden su fuerza.

d.- Nunca dejar comida o basura alrededor del campamento donde estés.

7.- El pescador de 57 años, que murió hace apenas cuatro semanas cuando los 66 dientes de Michael Jackson cocodrilo lo apresaron con su mandíbula capaz de descargar una presión de hasta 1.770 kilogramos, una vez se cierra, no tenía idea de la fuerza con que un animal de estos podía apresarlo y luego sumergirlo durante una hora –a una velocidad de 43 kilómetros/hora– en el agua para que nadie pudiera quitárselo de sus fauces.

El pescador del río Adelaide parecía desconocerlo todo.

Solo durante pocas horas Michael Jackson cocodrilo pudo salirse con la suya. Pasadas unas cuantas de su terrible ataque –que debe haber dejado a una viuda con el psiquismo hecho trizas–, la policía de la zona lo mató de dos disparos y luego le abrió el cuerpo para sacarle los restos que se había quedado del pescador de 57 años, quien tuvo la temeridad de meterse en el río Adelaide para desenganchar el sedal de su caña de pescar.

A Michael Jackson cocodrilo no tuvieron mucho problema en encontrarlo. No solo su mastodóntica corpulencia resultaba atractiva a los turistas. También lo era su condición de saltie albino, una rareza. Hay muy pocos en el mundo. Por esto los rangers no salieron a ciegas en busca del depredador que había acabado con la vida del pescador. Sabían, de antemano, que se trataba del blanquecino Michael Jackson cocodrilo, bautizado así por el ya fallecido Rey del Pop.

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