El Heraldo
Dunia Yepes en compañía de su hijo, David José.
Barranquilla

Cómo sobrevivir con el salario mínimo en Navidad

Promociones, préstamos y subsidios son algunos de los auxilios financieros empleados para hacer rendir el salario básico.

Cada primero de enero, Luis Reinaldo Cuadrado pide a Dios solvencia económica para pagar las deudas  contraídas en Navidad. Es un barranquillero exponente del ‘mamagallismo’, que como él dice, vive en un estado de felicidad constante, aunque “el bolsillo esté triste”. Su sueldo y prestaciones, asegura, nunca le alcanzan para los gastos de esta temporada, pero hace lo posible por satisfacer los gustos de su hijo y esposa. Él es uno de esos que viven la Navidad con un salario mínimo.

“Para mí la Navidad es tan sagrada como el Carnaval”, expresa Cuadrado con la certeza de quien cuenta parte de su vida. A sus 44 años este vigilante de un centro comercial enfatiza que la familia es lo primero.

Por estos días en Colombia se repite el mismo ritual financiero al momento de fijar el salario mínimo legal (SML). Mientras una comisión integrada por el Gobierno, los representantes de los empleadores y trabajadores deciden la política salarial, los colombianos que viven del mínimo sacan cuentas para ‘vivir una feliz Navidad’.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, los grupos de la canasta familiar que más participación tienen en los gastos de los colombianos que ganan el mínimo son: vivienda, alimentación y educación. Pero para esta época incrementan los egresos en ropa, juguetes y alimentos.

Este año Cuadrado afirma que gastará un poco más. Destinará $150 mil para vestuario, $100 mil para regalos y $120 mil para la comida, sumando $370 mil. Restados a los $688 mil del salario (con auxilio de transporte incluido: $72 mil) deja un saldo de $318 mil. Su prima, con la que muchos cuentan para estos casos, ya la utilizó para saldar deudas y pagar los servicios públicos del mes.

“Solo puedo comprar para mi núcleo familiar, que son mi esposa e hijo. No puedo dar regalos a mis hermanos, mis padres, ni a mí”, comenta.
Cada año, para esta época, acude donde un vecino en el barrio La Playa para pedirle un préstamo al 20%. Esta vez su crédito fue de $500 mil por lo tanto debe devolver $600 mil.

Cifras y realidad.

Los últimos estudios de Fenalco muestran que las ventas de juguetería y bicicleta son las que más aumentan durante el fin de año, aproximadamente entre un 40% y 45%. También revelan que los colombianos prefieren en primer lugar regalar vestuario y calzado con un promedio de (31,3%), seguido de joyería (28,4%) juguetería (16%), artículos tecnológicos (14%) y efectivo y  bonos de compra (10,3%).

Estos sondeos exponen que la mayor parte de los consumidores gasta en regalos navideños una cifra superior a los $300 mil. Sin embargo, casos como el de Dunia Yepes, empleada doméstica en una casa al norte de Barranquilla, en donde le garantizan todas las prestaciones, las cifras no coinciden con su realidad.

“Yo me gasto en los dos regalos de mis hijos unos $100 mil como máximo. Uso los subsidios de la caja de compensación para comprar la ropa y mi empleadora me colabora todos los años con los regalos para mis sobrinos”, señala Dunia en la casa donde labora, mientras sonríe y deja ver los pliegues de su rostro.

Ella es madre cabeza de hogar, oriunda del corregimiento Los Pendales, en Luruaco. Tiene 41 años y lleva seis viviendo del mínimo. Desde los 17 años trabaja en casas de familia y sueña con tener una vivienda propia para ella y sus hijos. Aún vive en la casa de su madre, en el corregimiento, y viaja a su tierra cada quince días, lo que significa un gasto mensual de $140 mil.

En Navidad, comenta con su hijo en brazos, jamás hace préstamos y compra la comida en un granero del Centro de Barranquilla por un monto aproximado de $250 mil. El sancocho de gallina es el plato navideño en su hogar.
“Hemos sobrevivido, pero no es lo que uno se merece. Uno quiere darle lo mejor a sus hijos. Por eso lucho para que su preparación les permita ganar más del básico”, explica.
El último informe de Barranquilla Cómo Vamos 2014 señala que el 52% de los barranquilleros considera que es muy desigual el acceso al empleo bien remunerado.

El 30% de los consultados se considera así mismo pobres, 5% más que el dato arrojado el año pasado, principalmente por falta dinero, falta de bienes materiales y no tener empleo, entre otras razones.

Con el reajuste salarial que será establecido para 2015, las asociaciones de trabajadores proponen un aumento de 9,5% y los empresarios ofrecen 4,2%, Dunia y Luis no aspiran a mejorar mucho su calidad de vida porque vaticinan que todo subirá de precio. Sin embargo, ver sonreír a sus allegados en estas fechas es un regalo que nunca puede faltar.

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