El Heraldo
El capitán de fragata Armando De Lisa, el capitán de navío Alfredo Del Gordo y el teniente de navío Julio Monroy, en la Escuela Naval de Suboficiales ARC Barranquilla. Jesús Rico
Barranquilla

Tres ‘mástiles’ sostienen la Armada en Barranquilla

Un cienaguero y dos barranquilleros ocupan los altos mandos de la naval en la capital del Atlántico. Es la primera vez que tres costeños dirigen las operaciones de esta fuerza en la ciudad.

Con 81 años de presencia en Barranquilla, la Armada Nacional ha defendido la soberanía de ríos y mares en diversos puntos del departamento del Atlántico.

Actualmente y por primera vez en la historia, las operaciones de esta fuerza en la ciudad son dirigidas por tres costeños: un cienaguero y dos barranquilleros.

Ellos son capitán de navío Alfredo Antonio Del Gordo Gallardo, director de la Escuela Naval de Suboficiales ARC Barranquilla; el capitán de fragata Armando Adolfo De Lisa Bornachera, director de la Dimar (Dirección General Marítima) en la capital del Atlántico; y el teniente de navío Julio César Monroy Silvera, comandante de la Estación de Guardacostas de la ciudad. Con 27, 24 y 13 años de servicio a la institución, respectivamente, han sido merecedores de múltiples insignias por sus labores desempeñadas dentro del organismo.

Los tres se formaron en la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, en Cartagena, y aunque ninguno de ellos estudió en colegio militar (dos de ellos son egresados del Liceo de Cervantes, en Barranquilla, y uno del Gimnasio José Joaquín Casas, en Bogotá), pronto descubrieron sus vocaciones por el servicio a la Patria y las encaminaron desde la Armada Nacional.

Cada uno, desde sus competencias, trabaja para fortalecer la seguridad y competitividad de la Región Caribe, la misma de la que son hijos.

Más allá de los regionalismos, ellos reconocen la importancia de estar liderando los procesos del organismo en la ciudad para trabajar en pro de ella.

“Fui el único ‘loco’ que eligió esta gran opción de vida”

El amor por el mar lo regresó a la Región Caribe, la misma que lo vio nacer. Oriundo de Ciénaga, Magdalena, Alfredo Antonio Del Gordo Gallardo migró con sus padres y hermanos a la ciudad de Bogotá, cuando apenas alcanzaba los 5 años. En la capital del país, donde su papá laboraba, culminó sus estudios secundarios en el Gimnasio José Joaquín Casas, no sin antes descubrir su vocación.

“Unos meses atrás de terminar el bachillerato, en el colegio nos hicieron una prueba en la que salí con perfil de ingeniero y, como siempre fui deportista y se me facilitaban las actividades físicas, el documento arrojó que podía tener alguna afición militar”, relata el capitán de navío del Gordo.

Entonces Alfredo Antonio decidió presentarse a la Marina –como se le decía en ese entonces– en Cartagena, junto con dos amigos, Manuel Villalobos y Manuel Lugo.

Tras rigurosos exámenes y pruebas, el 10 de enero de 1987, Alfredo Del Gordo comenzó la aventura de servir a la Patria desde la Armada Nacional.  “Es algo que yo jamás me hubiera imaginado, en mi familia no hay nadie militar, el único loco que eligió esta gran opción de vida soy yo”, reconoce entre risas.

Más tarde, Alfredo descubrió una nueva pasión: los aviones, por lo que, en junio de 1993, ingresó a la Escuela de Aviación Naval, graduándose como piloto aeronaval de ala fija en diciembre del año siguiente.

En adelante, su vida ha girado en torno a la milicia y a su familia: es casado y tiene tres hijos. Ha ocupado diversos cargos en los que se ha desempeñado con excelencia.

Tras 27 años de servicio en la institución, el capitán de navío Del Gordo, grado al que ascendió el 3 de diciembre de 2012, asumió desde hace un mes como director de la Escuela Naval de Suboficiales ARC Barranquilla.

“La preparación ha sido la base de mi carrera naval”

La “seductora imagen” de la Armada Nacional, una vida cargada de viajes y aventuras, fue lo que atrajo a Armando Adolfo De Lisa Bornachera a formar parte de la institución.

Desde su perspectiva, si bien se trataba de vocación, “esta se va creando y afianzando con el paso del tiempo”.

Inicialmente Armando deseaba ser ingeniero electrónico, pero en la época Barranquilla tenía algunas limitantes en cuanto a carreras universitarias se refiere, “no existían todas las opciones que hay en la actualidad”.

Aún así, en sus palabras, “crecer viendo el mar hace que te enamores de ese ambiente”. 

Más adelante, ya dentro de la Almirante Padilla en Cartagena, a la que ingresó en 1991, descubrió otras aficiones, por lo que el tema de la ingeniería electrónica pasó a segundo plano.

Para el capitán de fragata Armando De Lisa, quien ascendió a este grado en diciembre de 2011, “la preparación ha sido la base de su carrera naval”.

De Lisa es profesional en ciencias navales, oceanógrafo físico e ingeniero civil. Igualmente tiene un magíster en oceanografía física, tres especializaciones (en Comando y Estado Mayor, en Seguridad y Defensa Nacionales, y en Política y Estrategia Marítima) y actualmente cursa una más en Gerencia de Proyectos.

El capitán De Lisa, que ha dirigido operaciones en diversas regiones del país, manifiesta que con su trabajo ha tenido la oportunidad de compenetrarse con diversas culturas, “lo que es verdaderamente enriquecedor”.

En la actualidad, De Lisa Bornachera se desempeña como capitán del Puerto de Barranquilla, en la dirección de la Dimar.

El capitán reparte su vida entre el trabajo y su familia. Lina Marenco y sus dos hijas, Fiorella y Antonella, son su adoración.

“Desde mi cargo puedo trabajar por mi ciudad”

Desde el 2000, año en el que terminó sus estudios secundarios, Julio César Monroy Silvera tenía clara su vocación: quería dedicarse a la vida militar desde el Ejército. Sin embargo, un amigo suyo le comentó acerca de la Armada y por su cuenta hizo todas las averiguaciones para ingresar a ella... y así fue.

Hoy día, como comandante de la Estación de Guardacostas de Barranquilla, cargo que ocupa desde agosto de 2013, el teniente de navío Monroy reconoce la oportunidad que le ha ofrecido la institución para formarse integralmente.

Para él, uno de sus momentos más enriquecedores fue en 2004, cuando estuvo de intercambio en la Academia Naval de los Estados Unidos.

Pero sin duda una de las experiencias que más lo ha marcado fue el paso del huracán Beta por la isla de Providencia, entre octubre y noviembre de 2005. En ese entonces formaba parte de la tripulación del ARC Quindío que se encontraba navegando por esa zona.

“Eran vientos increíbles y un oleaje altísimo. En esa ocasión, aprendí el respeto que hay que tenerle al mar”, apunta.

Más allá del teniente, Julio César disfruta del cine, la música y un buen libro. Actualmente hojea Why nations fail (Por qué fracasan las naciones, en español), pero sin duda su autor predilecto es el checo Milan Kundera, de quien destaca La insoportable levedad del ser como “el más genial de sus libros”.

Tiene claro que, aunque desea casarse y formar una familia, “aún no es el momento”.

“Casi todos mis compañeros son casados; pero gracias a mi soltería, por ejemplo, he podido disfrutar de mi carrera, viajar a donde me han mandado, sin la preocupación de estar lejos de la familia”, apunta.

Para el teniente Monroy, su regreso a Barranquilla representa la fortuna de poder trabajar por la tierra que lo vio nacer.

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