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Ariel Castillo Mier, Silvana Paternostro, Marco Schwartz, Alberto Martínez y Jaime Abello Banfi durante el conversatorio en la Universidad del Norte. Luis Rodríguez
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“Para Gabo, la escritura tenía que ser un acto hipnótico”: Silvana Paternostro

Así lo dijo Silvana Paternostro en el Encuentro Nacional de Literatura. Jaime Abello Banfi, Alberto Martínez y Marco Schwartz intervinieron.

Gabriel García Márquez amaba tanto el periodismo, que aun escribiendo ficción se valía de las herramientas del que llamó “el mejor oficio del mundo”.

Eso quedó claro durante el conversatorio ‘Gabo periodista’ celebrado ayer en el XXVI Encuentro Nacional de Literatura, parte del Festival de la Cultura del Centro Cultural Cayena de la Universidad del Norte.

Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano; Silvana Paternostro, periodista y escritora barranquillera; Alberto Martínez, periodista, escritor y docente, y Marco Schwartz, director de EL HERALDO, moderados por Ariel Castillo Mier, conversaron sobre la primera pasión del nobel.

“Soy un periodista fundamentalmente, toda la vida he sido periodista. Mis libros son libros de periodista aunque se vea poco, pero esos libros tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico y de fidelidad de los hechos, que en el fondo, son grandes reportajes novelados o fantásticos”, fueron las palabras del mismo Gabo, leídas por Abello Banfi, sobre la unión de ambos mundos.

Banfi atribuye ese fenómeno al deseo que tenía el cataquero de que cada obra literaria tuviera verosimilitud. Aplicó el conocimiento obtenido en distintas áreas del periodismo (fue comentarista, columnista, crítico de cine, reportero, enviado especial, editor y director) para “nutrir su experiencia creativa”.

“Es donde yo digo que si García Márquez practicó lo que se llegó a llamar realismo mágico, en gran medida es por el periodismo”, sostuvo, por lo que cree importante “ahondar en esa veta de investigación” que tenía Gabo.

Barranquilla, el primer Macondo. Alberto Martínez, por su parte, abordó la relación del nobel con Barranquilla, tema central del Encuentro de este año.

Sumando todas sus temporadas, Gabo vivió aproximadamente ocho años en la capital del Atlántico, pero la influencia de la ciudad fue tal para su obra, que la tierra de sus historias iba a llamarse Barranquilla antes de ser bautizada como Macondo.

“Barranquilla le da los referentes bibliográficos que de alguna manera fueron sus influencias”, sostuvo Martínez, pues fue aquí en donde se encontró con los amigos –tan amantes de la literatura como él– con quienes se sentía más a gusto: el Grupo de Barranquilla.

Lugares como la Calle San Blas, la Librería Mundo, La Tiendecita y La Cueva, entre muchos otros que enumeró Martínez, dijo: “son lugares tan emblemáticos del paso de García Márquez, de su creación, que hoy deberíamos estar reivindicando como elementos patrimoniales de ciudad”.

Legado. A través de su ejercicio periodístico y sobre todo, del trabajo de su fundación, Gabo buscó fomentar la formación de los nuevos talentos.

Silvana Paternostro, quien llegó a ser su alumna, sostuvo que el nóbel le enseñó que “la escritura tenía que ser un acto hipnótico” para atrapar al lector.

Paternostro presentó durante el conversatorio su libro Soledad y compañía. Una biografía oral de Gabriel García Márquez.

“Lo que aprendí de oír a esas personas hablar y haciendo todas estas entrevistas es esa disciplina y rigor que tuvo García Márquez desde joven”, sostuvo la periodista y escritora, quien recordó unas palabras del nobel: “no somos sociólogos, somos narradores, contamos las historias de la gente. Reportear con voz humana es lo que hace grandes a los periodistas”.

Marco Schwartz resaltó dos cualidades que el mismo Gabo describió como vitales a la hora de ejercer el oficio: categorización y ética.

“La ética es imprescindible. Desafortunadamente, en el ejercicio de este oficio, la ética se ha ido degradando, olvidando, pero García Márquez decía que en este oficio, el valor ético para la obtención  y tratamiento de la información, debe ser un imperativo primordial, esencial”, finalizó el director de EL HERALDO.

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