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Tallas grandes, industria pequeña

Las mujeres que están muy por encima del 90-60-90 poco encuentran para ellas ropa que siga las tendencias.

No es extraño escuchar a una mujer diciendo, al salir a comprar ropa, que no encuentra nada que le guste o le quede.

 

Aunque en muchas ocasiones se trata de caprichos o altos estándares por parte de la compradora, esta es una realidad diaria para las mujeres de tallas grandes en Colombia.

Estas mujeres, cuyas tallas van de la 14 en adelante, muchas veces tienen que conformarse con prendas anticuadas, fuera de tendencias y diseñadas para esconder sus figuras, en vez de resaltar sus curvilíneos atributos.

“Es como si no existiéramos, o como si tuviéramos, todas, mal gusto y cero dinero”, sostiene Laura Agudelo, conocida en internet como la Pesada de Moda, quien lleva más de tres años relatando en su blog lo que es “ser gorda y no poder vivir la moda como si fuera una talla 6”.


Confecciones Luly. Llevan más de 18 años en el mercado de la ropa interior, especializados en tallas grandes.

“Toda la ropa es como para señoras de 60 años, pero de hace cuatro décadas. Ni yo que tengo 41 años me quiero poner esa ropa nunca”, apunta la bloguera.

Entonces, ¿qué hace una mujer así cuando quiere lucir elegante y a la moda?

Por fortuna, poco a poco se están viendo más propuestas para este mercado, que aunque olvidado en Colombia, es variado en países como Estados Unidos, donde se le llama plus-size.

Es el caso de Jolie Benítez, una joven diseñadora radicada en Bogotá que hace tres años empezó a trabajar este tipo de prendas.


Joplus. Dos diseños de la marca ‘plus-size’ JoPlus, el de la derecha lucido por la bloguera Adriana Convers (Fat Pandora).

“Comencé porque yo soy también talla grande y no conseguía ropa que me gustara, se consigue ropa de señora”, explica Benítez. Eso la llevó a diseñar y confeccionar sus propias prendas.

Ante los buenos comentarios que recibió, empezó a experimentar con diseños para tallas pequeñas pero en formato más grande. “Nosotras las plus-size no teníamos derecho a tendencias ni colores, sino a cosas que nos disimulen la talla. No me importa si dicen que una talla grande no se puede poner flores o estampados; yo hago el experimento y funciona”, cuenta Benítez, quien vende sus creaciones bajo la marca JoPlus.

Algo similar le sucedió a Liliana Rojano. La actriz Omeris Arrieta, recordada por su papel de Venezuela en la telenovela Chepe Fortuna, le propuso ser la diseñadora de su marca Barsilay luego de conocer sobre su proyecto de ropa de playa “no solo para mujeres tipo ‘Barbie’ sino para mujeres con medidas reales”.


Laura Agudelo comparte sus ‘looks’ a través de su blog La Pesada de Moda.

“Empezamos con la idea de lanzar una marca de ropa, pero luego cuando comenzamos a notar las necesidades que había en el mercado, nos dimos cuenta de que Barsilay ya no iba a ser solo eso sino una nueva alternativa de vida. Que las mujeres se dieran cuenta de que definitivamente no tienen que estar dentro del promedio o de los cánones de belleza que impone la sociedad y la publicidad, sino que tienen que estar felices, dichosas de lo que Dios les ha dado”, dice Rojano.

A pesar de ser pocas las ofertas, hay algunas que ya llevan años, pues las mujeres de tallas grandes han existido toda la vida.

La tienda Chela del Río, que reabrió sus puertas en mayo de este año en Bogotá, nació originalmente en la década de los ochenta bajo la tutela de la actriz colombiana del mismo nombre. Hoy en día es retomada por sus tres hijas, Gloria, Lucero y Luz Ángela Gómez.

Esta última explica que además de ser un homenaje a su madre, la tienda responde a una necesidad que es hoy tan grande como lo fue en la época de su primera apertura.

“Como siempre fue gordita, tuvo siempre problemas para encontrar ropa; decía que así como había sufrido ella había muchas otras gorditas que sufrieron. Lucero fue gorda, yo fui gorda, entonces sabemos lo que es eso y en Bogotá y Colombia casi no hay sitios para tallas grandes”, apunta Luz Ángela Gómez.

Por su parte, Confecciones Luly lleva más de 18 años en el negocio de la ropa interior, y sus creadoras, Rosa Joven de Manchola y sus cuatro hijas, se han casi especializado en tallas grandes.

Una de ellas, Noralba, explica que a sus dos puntos de venta en Bogotá van muchas mujeres de busto grande que no encuentran modelos trabajados y con diseño en otras partes.


Diseños de Barsilay, uno de ellos modelado por Omeris Arrieta (centro), su creadora.

Ellas confeccionan brasieres con realce hasta la talla 44 en diferentes colores, reforzados y forrados, con encaje y detalles.

A diferencia de Confecciones Luly, cuyos materiales y mano de obra son 100% colombianos, las prendas en Chela del Río son traídas del exterior.

Independientemente de su procedencia, estas propuestas dan un respiro a una gran porción de la sociedad colombiana y coinciden en dos puntos: las mujeres de tallas grandes buscan tendencias y en el país esta industria aún es muy pequeña.

“Buscan sobre todo moda. Dicen ‘¿por qué si yo soy gorda tengo que ponerme una carpa?’. No hay nada bonito para gordas, entonces nosotros lo que hemos tratado es de encontrar cosas bonitas, colores, adornos, flores, detalles, que se puedan combinar, que sean fáciles de llevar, telas suaves…”, dice Gómez.

“Cuando son delgadas a todas les funciona lo mismo, pero cuando somos talla grande, unas lo son por obesidad o sobrepeso y otras por contextura. Pienso que todavía falta un poco más de diseño, que no les dé miedo sacar cosas de delgadas y adaptárselas a las gorditas porque sí funciona.

Si comparamos a nivel mundial que se consigue ropa muy hermosa, todavía nos falta mucho para llegar a ese punto en donde las plus-size tengan los mismos derechos de tendencias que las delgadas”, añade Jolie Benítez.

Esto mismo motivó a Laura Agudelo a lanzar su propia línea de camisetas básicas para tallas grandes en colaboración con la marca de mercado masivo Monedita de Oro, que estará disponible por catálogo a finales de enero.

“Como a mí me gusta la moda y no consigo, y empiezo a ver que no solo soy yo sino que hay un montón con el mismo problema, chévere poder ofrecer una solución básica a las que como yo, queremos aunque sea una camiseta blanca, o con un estampado bonito, o unos taches, ¡o algo! Porque no se consigue nada”, cuenta Agudelo.

Gracias a internet, hoy en día mujeres de todas las tallas pueden tener acceso a un sinfín de prendas provenientes de todas partes del mundo pensadas exclusivamente para ellas, pero aún queda mucho camino por recorrer mientras las grandes marcas nacionales se dan cuenta de que la mujer colombiana no es 90-60-90.

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