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América Latina en general ve con suma preocupación e inquietud la crisis humanitaria por la que están atravesando en estos momentos tanto Venezuela como Honduras, cuyo flujo migratorio de gran parte de su población a otros países se ha dado por la búsqueda de mejores condiciones económicas por parte de estas personas.

En lo tocante a la crisis venezolana, debemos decir que más de un millar de personas han abandonado ese país, eligiendo a Colombia principalmente por su cercanía y ahora por su mejor estado económico.

Entre los migrantes venezolanos vamos a encontrar gran cantidad de profesionales, estudiantes, trabajadores calificados y sin oficio específico, amas de casas y hasta prostitutas.

Las causas que motivan que esta fuerte migración de ese país, está el colapso de los precios del petróleo, la devaluación de su moneda y la alta tasa de la inflación, que ha venido a deteriorar ostensiblemente su economía, desencadenando atracos y crímenes que a diario se registran en las calles de esa nación.

En este contexto, tenemos que hablar también del éxodo hondureño, conformado por más de 7.000 personas, comitiva que partió de Honduras el pasado 13 de octubre rumbo a los Estados Unidos, entre los que se encuentran hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos que tienen como foco el sueño americano, en el que los espera la delirante xenofobia de Donald Trump y su firme determinación de no dejarlos cruzar la frontera para ingresar a esa nación.

El caldo de cultivo de la migración hondureña, la hayamos en su inestabilidad política, la violencia reinante allí, una de las más altas del mundo y el hambre de que son víctimas muchos de sus pobladores.

Ante este escenario, no pensamos otra cosa que este problema es sumamente complejo que no alcanzamos avizorar, muy a nuestro pesar, soluciones previsibles e inmediatas.

Valmiro De La Hoz Cantillo