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El 12 de octubre fue declarado festivo nacional por la ley 35 de 1939 y trasladado al lunes siguiente por la ley 51 del 22 de diciembre de 1983 o Ley Emiliani, hecho que confunde a la población y le resta importancia histórica a este crucial acontecimiento, pasando actualmente inadvertido.

La fecha marca el nacimiento de una nueva identidad, producto del encuentro y fusión de los pueblos originarios del continente americano y los colonizadores españoles. Es considerado un día memorable, porque a partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado “encuentro de dos mundos”, que transforma la visión universal y la vida tanto de europeos como de americanos.

Pero la historia contada por las generaciones de nativos nos ha dejado entrever que cuando fuimos colonia exclusiva del imperio español, luego de despojar a los indígenas de su oro, nos saqueaban los socavones a punta de pico y pala y pólvora negra, con la ayuda de la fuerza laboral esclavizada de los negros africanos. Hoy son enormes excavadoras de última tecnología, donde en menos tiempo extraen el oro en la cantidad que nos saquearon desde 1492 hasta 1819, día de la independencia; ya no solo es España sino EEUU y otras potencias europeas que arrastran de paso, y con la anuencia legal e indolente, el equilibrio ecológico y la biodiversidad de nuestra ya sacrificada naturaleza, según denuncian a diario reconocidos ecologistas.

Sin embargo, no debemos olvidar ni pasar por alto lo sucedido este día hace 526 años, como un acto magnificente que la historia universal ha registrado como el Descubrimiento de América, que dio origen a una civilización que permitió la mezcla de otras razas con la etnia nativa, así como la combinación de distintas culturas, lenguajes y costumbres que conformaron un producto humano ampliamente diversificado.

Roque Filomena