Hoy mi vida y la de mi familia están en peligro y todo gracias a las declaraciones irresponsables del señor Germán Vargas Lleras. Desde ese día comencé a recibir llamadas amenazantes que tienen destrozada a mi familia. ¿Cómo le explica uno a un niño de 4 años, a mi hijo, que le quieren hacer daño, así como a sus padres? ¿Cómo explicarle a ese mismo niño que su hermanito, que aún está en mi vientre y dentro de poco nacerá, también está amenazado?

Pero, ¿cómo comenzó todo esto? Cuando el señor Vargas Lleras, en medio de la campaña política y como una estrategia electoral, decide afirmar ante los medios de comunicación que mi esposo, el Capitán del Ejército Nacional Jorge Enrique Ordúz, está participando en política.

Claro, Vargas denunció a otros miembros de la Policía, pero los nombres de estos no los dio a conocer. ¿La razón? Eso no era vendedor para la campaña ni generaría el escándalo mediático que esperaba.

Quizá lo más ‘noticioso’ o ‘taquillero’ era decir que ese militar era el esposo de una Representante a la Cámara electa por el Centro Democrático; partido con el que se disputa la Presidencia del país.

Quizá lo más noticioso era mostrar como una ‘víctima’ de las Fuerzas Militares a su jefe, el presidente-candidato Juan Manuel Santos.

Quizá lo más estratégico era callar la voz de esa columnista ‘incómoda’ de EL HERALDO, que con sus palabras pone en evidencia el pésimo gobierno del presidente-candidato Santos.

A Vargas Lleras se le olvida que me dijo que no aceptaría ser ministro de Defensa, porque eso era un quemadero, y no daba votos. Mientras que ser ministro de Vivienda era lo contrario. Y lo fue, tanto que ahora recrimina a los beneficiarios de casas gratis por apoyar a Zuluaga.

Pero, a pesar del dolor que me genera todo esto, le quiero decir al señor Vargas Lleras que la verdad no se puede callar, que mis columnas no se van a callar, que la justicia no se va a callar. Si hay algo de lo que saben los militares y sus familias es de honor.

El régimen disciplinario no castiga la libertad de pensamiento, ni castiga el acceso a las tecnologías, ni mucho menos sobrepasa el respeto a la intimidad.

No quisiera pensar que ahora nos enfrentamos a la “Santa Inquisición de los Memes”; o que estamos evidenciando los primeros pinitos de la censura que nos esperaría en una desastrosa reelección de Santos. Si no tenemos derecho a ser críticos, a opinar, a denunciar, entonces solo puedo decir que estamos a las puertas de una dictadura.

Hoy solo puedo decir que estoy en manos de Dios, que mi vida y la de mi familia están en manos de Él. Solo me resta esperar que la justicia haga honor a su misión y que el buen nombre de mi esposo sea reivindicado. ¡Qué orgullosa me siento de nuestras FF.MM.!

Por si acaso: invito a todos los colombianos a votar de corazón este domingo, a votar por un país diferente. Ya es hora del cambio, ya es hora del renacer de Colombia. Por eso mi voto es por Zuluaga.
@Tatacabello