Cuando sea grande quiero ser bombero, le dijo el niño sin reparos a su papá. Yo seré maestra replicó la hermanita más pequeña, y para no quedarse atrás el otro hermano preadolescente afirmó: Yo voy a ser policía. Ninguno preguntó cuánto era el salario de estas nobles profesiones o cuál es el nivel de reconocimiento otorgado por la sociedad a su labor.
El padre entre las risas de la mañana dedicada para un juego de mesa familiar les contó a sus hijos junto con su esposa, que alguna vez ellos también soñaron con ejercer profesiones asociadas al servicio o el voluntariado, pero las circunstancias de la vida cambiaron los planes: Nunca dejen de soñar hijos míos fue la sentencia de una madre afectuosa y complaciente.
Esta imagen se repite de distintas formas en las conversaciones con niños sobre lo que les deparará la vida o sus aspiraciones de crecimiento individual y colectivo. ¿Recuerdas que querías ser cuando fueras grande? ¿Ahora que eres adulto cambiaron tus sueños? ¿Logramos realizar aquello que captó nuestra atención durante la infancia? Nunca es tarde para llegar a tiempo, si el tiempo es la visión real de la tarde.
Elegir la vocación, profesión, arte y oficio es una de las decisiones más complejas de la vida. Muchas veces se toma sin la asesoría, el acompañamiento, la guía o la madurez requerida para una cuestión que determinará situaciones trascendentales para el ser y sus formas de interacción con el contexto. La vocación es la mayor expresión de la personalidad si está relacionada con las habilidades y el potencial individual.
El fraude es traición, engaño, estafa, alteración de la realidad y la trampa realizada a quienes confían, creen o comparten un propósito, sueño común o esperan algún tipo de atención de quienes afirman poseer conocimientos, experiencias o desempeñar sus funciones de forma óptima. Todo fraude lleva implícita la infamia de la ingratitud.
El fraude vocacional es la falsa afirmación de poseer talento, conocimiento, formación, experiencia, destreza o licencias para el ejercicio de una actividad profesional, comercial, laboral, social, política, filantrópica, espiritual, voluntaria o empresarial, distorsionando el propósito y el sentido de las funciones o misiones esperadas por el entorno.
Es la conspiración de la arrogancia presumiendo alguna expresión de humildad. La elección fallida del principio alterador de la conciencia. La apostasía de la esperanza hablando de bienestar común. La mala actuación del liderazgo está torciendo las mayorías.
¿Hacemos lo que soñamos? ¿Somos lo que queremos? No le demos lugar al fraude vocacional.