Es triste decirlo y más escribirlo para que lo lean cientos de personas que en el papel o virtualmente están sufriendo por una arbitrariedad, otra más, del Gobierno nacional, que si por algo se ha distinguido es por su antipatía, su desprecio, su arrogancia frente a los intereses de los habitantes de la costa Caribe. Es inaudito que otra vez nos impongan la tortura desde el centralismo gubernamental para oprimirnos, arrinconarnos, ahora sobre un gravamen totalmente injusto que para empeorar su descripción destinará el recaudo posiblemente a financiar obras de infraestructura de otras regiones de Colombia.

El impuesto de valorización a las vías de infraestructura fuerte que atraviesan los departamentos de Atlántico y Bolívar es sencillamente un adefesio. Y es una injusticia máxima porque esas vías tienen 30 años de construidas y ahora desesperadamente el Gobierno, ante la iliquidez que afronta como resultado de las malas inversiones y especialmente de los robos gigantescos de los mismos funcionarios de este periplo nacional gubernamental, los paganinis del descalabro tenemos que ser los costeños.

La demanda ante el Consejo de Estado interpuesta en buena hora por el dinámico y valiente senador Mauricio Gómez Amín ya fue aceptada y esto abre un alto compás de las esperanzas, especialmente por dos razones: en primer lugar por la justicia que encierra la voluntad de una región permanentemente castigada con el olvido oficial y en segundo término, muy importante, por la seriedad, la pulcritud y la independencia que ha demostrado el Consejo de Estado para resolver problemas espantosos que necesitan ante todo en Colombia la urgencia de hacer justicia y acabar con la podredumbre oficial.

Aun así, en medio de todas estas reflexiones es imperativo que la costa Caribe permanezca alerta para el camino que transita esta calamidad. Estamos hastiados, cansados, aburridos de que por años se nos martirice desde la capital. Aquí tuvimos gobernadores que lucharon fuertemente contra este fenómeno como Gustavo Bell y posteriormente como José Antonio Segebre y ahora con Eduardo Verano. Entre alcaldes Elsa Noguera y Álex Char nos dieron ejemplo de lo mismo, pero nos falta aún más. La Costa tiene que hacerse respetar y con aplausos, vemos los casos que han sucedido en Antioquia, el Valle, el Cauca. Ellos se hicieron sentir, pidieron justicia, avanzan en esta dirección. Y así estamos nosotros reaccionando, vamos adelante. Doctor Gómez Amín, lo acompañamos y busque el apoyo de sus colegas que tengan olor caribe.