El 6 de octubre la ciudad conoció un ‘Mensaje público al alcalde de Barranquilla, Alejandro Char’.

Lo suscribieron varias organizaciones de Las Flores: la Asociación de Pescadores Marinos, la Asociación de Pescadores y Comerciantes, la Asociación de Pescadores de Bocas de Ceniza y Turismo, la Asociación de Vecinos de la calle 106, la Cooperativa de Bicitaxis, el Frente Común por el Desarrollo Social, la Asociación de Transportadores de Bocas de Ceniza, la Asociación de Pescadores Artesanales y la lideresa María Correa. Pedían “desistir de la inauguración apresurada del tren eléctrico y de la apertura de Puerto Mocho” y exigían, a la vez, los derechos a la libre locomoción, al mínimo vital, al territorio, a la vivienda, a la participación, a la cultura y la salud.

Tras el mensaje se propusieron realizar la ‘Marcha de los Trasmallos’ hasta Buenavista. Al final optaron por un plantón cerca a la Vía 40.

Consciente de que el conflicto podía escalar, el alcalde tomó la rápida y acertada decisión de encomendar el tema a Ana María Aljure, gerente de ciudad, y a Juan Carlos Ospino, secretario de Cultura. Ospino me contactó el 9 y me pidió que nos reuniéramos con María Correa. Lo hicimos en la camioneta de él y por celular hablamos con Aljure. Dijeron: “La directriz del alcalde es dialogar y rectificar lo que haya que rectificar”. El 10, antes de viajar a Nueva York, Ospino suscribió un compromiso de diálogo en medio del agitado plantón.

Con la mediación solicitada a Protransparencia, en cuatro sesiones (17 y 25 de octubre y 8 y 29 de noviembre), se logró lo siguiente: los pescadores tendrán dos embarcadores en la ciénaga de Mallorquín, un centro de acopio y podrán usar el muelle marino de Puerto Mocho con la totalidad de organizaciones pesqueras. Los mototaxistas serán dotados de 43 motocarros eléctricos, uniformes y carnets. Los bicitaxistas tendrán un auxilio para reparar su medio de transporte, 30 bicicletas deportivas de alquiler, un fondo solidario, uniformes y carnetización. Las viviendas afectadas por las obras serán reparadas. Los vendedores informales, que venían trabajando antes del inicio del proyecto, proseguirán su actividad. Los habitantes de la punta del tajamar (pescadores y comerciantes) tendrán libre locomoción, adecuación en sus rústicas viviendas, un comedor comunitario, sisbenización, subisidios a los adultos mayores e inclusión en la oferta turística. Y el Frente Común tendrá una unidad de negocio en la estación del tren. Además, se puso en funcionamiento un comedor infantil que ya lleva seis sábados.

Como director de Protransparencia agradezco la confianza en nosotros.

X@HoracioBrieva