Muchos colombianos nos preguntamos por qué tenemos coincidencias que no son las mejores para un país en crisis, lleno de retos que requieren cabezas realmente comprometidas con responder a estas inmensas dificultades. Además, dada la complejidad de las situaciones que afrontamos y la diversidad del país, es necesario que quienes están al mando tengan un gran conocimiento de la Nación. Pero al analizar a nuestros dos presidentes, el de Colombia, Iván Duque, y el del Senado, Arturo Char, encontramos similitudes sin duda, pero que no son muy tranquilizadoras.

A los dos les apasiona la música, lo cual sería fantástico si no tuvieran semejantes responsabilidades. Los dos no conocen realmente la compleja realidad nacional como lo demuestran muchas de las preocupaciones expresadas sobre los dos por sus recientes o históricas actuaciones. Son innumerables las columnas y los editoriales que encontraron decepcionante el discurso del presidente el 20 de julio. La sociedad colombiana esperaba muchísimo más de un gobierno que se está jugando su última carta cuando no le ha ido bien en la primera parte de su administración. Así mismo, la historia de Arturo Char en el Senado es la de un senador ausente, sin iniciativas importantes.

La impresión generalizada es que seguramente la química y sobre todo los votos unen a los dos presidentes, y esto es ya de una evidencia contundente. Por ello es normal que exista mucha preocupación sobre el resultado del año legislativo que comienza, cuando se deben tramitar en el Congreso algunas de las reformas esperadas, porque otras claves como la pensional y la laboral hasta ahora se quedaron en el tintero. Ya el país vivió la experiencia de un presidente del Senado y por ende del Congreso de la República sin la preparación mínima para ejercer ese cargo. Sin embargo, se puede repetir la historia con un aderezo adicional que todos conocen y que no es necesario repetir.

Esta sintonía entre los dos presidentes es lo deseable para sacar adelante iniciativas claves, pero en esta ocasión por las características que los unen se generan dudas que ojalá resulten infundadas. Se podría esperar que cuenten con el apoyo de buenos ministros y asesores, pero por lo que hasta ahora se ha visto no parece ser la situación que se observará. Para asesorarse bien es fundamental entender muy bien cuáles son las prioridades y tener el conocimiento suficiente no solo para escoger a quienes deben apoyar estas decisiones, sino además tener el criterio para seleccionar las más adecuadas y rechazar las inconvenientes. Esto no ha sido tan claro en el mandato del presidente Duque y con respecto al presidente del Senado falta ver si además se van a agregar los cuestionamientos por sus supuestos vínculos con los escándalos de corrupción que tienen a Aida Merlano condenada y huyendo, pero no desaparecida. Lo que queda es rogar para que en este año durante el cual el país tendrá estos dos presidentes sucedan milagros que nos saquen adelante.

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