Con el cumpleaños 85 del periódico EL HERALDO el pasado mes, me motivé a revisar los periódicos y recortes de este importante diario de la cuidad. De repente, me encuentro con la ‘Carta de un náufrago’, sí, en efecto, columna escrita por Andrés Salcedo, titulada Coleccionistas. Andrés, comienza diciendo: “La cultura del mundo tiene una deuda impagable con los coleccionistas de discos”. De inmediato, su afirmación me atrapa e invita a seguir escudriñando su carta.

Manifiesta el periodista: “Sin ellos (los coleccionistas) buena parte del acervo fonográfico del siglo XX se habría perdido. Gran parte del común de la gente piensa que un coleccionista de discos es apenas un simple maniático posesivo. Un coleccionista de discos es, desde luego, eso y mucho más: un neurótico desaprensivo, un niño caprichoso y acaparador. Pero un coleccionista de discos es, además y fundamentalmente, un incansable arqueólogo que no para de hendir el subsuelo en busca de lo único: lo que nadie, fuera de él, podrá poseer en estas u otras vidas.

Once años después de ser escrita esta carta, me asalta una inquietud: Cómo está el nivel de los coleccionistas en Barranquilla. Sin duda existen colecciones muy completas. Con el advenimiento del vinilo en las nuevas producciones musicales, la magia del internet, para la búsqueda a nivel mundial de acetatos emblemáticos y la aparición de nuevos equipos de sonidos, denominados turbos, se ha presentado una renovación en el interés por la colección y por la búsqueda de acetatos desaparecidos.

Si bien es cierto que se han presentado acercamientos entre los entes culturales de la cuidad con las agremiaciones de coleccionistas y dueños de picós, no se ha llegado a conclusiones concretas, pautas a seguir en pro de una organización integral para preservar ese patrimonio picoteríl que enriquece y mantiene vivo el carnaval popular, Patrimonio inmaterial e intangible de la Humanidad.

Rodman Niebles Ortega