Hay convulsiones en todas las regiones, casi diría que en todos los países tenemos enfrentamientos entre quienes gobiernan y sectores amplios de los ciudadanos, aunque estos sean por causas opuestas. Sin embargo, parten el alma las solicitudes que se presentan en las revueltas que hacen en nuestros países: educación, trabajo, vivienda, seguridad. Es realmente vergonzoso que estemos aún rogando y arriesgando la vida por algo que nos pertenece, al igual que como los apellidos de familia. Avanza el siglo XXI, los gobiernos hablan de nuevas tecnologías y no perderle el paso a la globalización, aunque mucha gente se esté muriendo de hambre y no tenga acceso al mínimo decente necesario de calidad de vida para seguir perteneciendo a la especie humana.

Basta con escuchar los clips de propaganda o leer las vallas publicitarias en cualquier municipio de cualquier país y encontraremos las mismas ofertas, las mismas soluciones, muchas vistosas novedades (por ahí comienza la inversión si alcanzan el poder) para una misma clase de personas casi en la miseria, ansiosas de que ocurra el milagro de que podrán salir de tan onerosa condición infrahumana y podrán construir un futuro para sus descendientes, algo que sucede en todas las especies del mundo no pensante. Está relacionado en forma directa con la conservación de ellas, es un mecanismo manejado por las memorias que tenemos guardadas de cuando aprendimos ciertas habilidades para sobrevivir.

Duele mucho que mientras intentamos llegar a Marte, en las calles de ciudades de la Florida, en los Estados Unidos, comienzan a abundar los pordioseros con carteles explicando su condición. Y son jóvenes y viejos. Y profesionales de más de cincuenta años que no estén enrocados en una empresa o tengan una propia, no consiguen empleo. Así no más. A los 38 años ya eres viejo para optar a muchos cargos importantes: lean las ofertas de empleo.

Y es ahí donde se nota la diferencia abismal que existe entre los chaqueta amarilla franceses y las protestas nuestras y de África o de Asia. En Europa los ingleses están dando reversa a un error que cometieron al votar en favor del Brexit, en África hay grupos que están educando en el odio a niños que luego serán terroristas. ¿Qué es lo que nos está pasando a los humanos? ¿Cómo pueden lucrarse tantas personas de los dineros públicos que deberían llegar a todos y resolver las necesidades básicas, repito, para que muchas personas puedan vivir en condiciones mínimas de calidad humana? Somos la canalla de la humanidad que lloriquea por sus derechos en vez de exigirlos.

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