¿Por qué nos debe importar tanto que haya venido el Rey de España a Barranquilla? ¿Por qué hay tanto alboroto porque haya llegado ‘un señor’ a estas tierras caribeñas? ¿Por qué la ciudad se paraliza por algo tan ‘superfluo’?

Esta semana Barranquilla fue tendencia nacional por la llegada del Rey Felipe VI de España, quién vino a Colombia como invitado especial para el ‘World Law Congress’ que se celebró este año en ‘La Arenosa’, y por supuesto, las opiniones no se hicieron esperar.

Algunos, quienes en mi concepto son los que constantemente ven ‘el vaso medio vacío’, y les produce un absoluto placer promover esta mentalidad en redes sociales, consideraron una ‘ridiculez’ que se celebrara con tanto ‘bombo y platillo’ la llegada del monarca español, pues eso ‘en nada cambia el precio de la yuca’ (una frase que le encanta utilizar con frecuencia a este tipo de internauta digital).

Sin embargo, la realidad es que sí es importante, e indirectamente sí puede llegar inclusive a cambiar ‘el precio de la yuca’. En principio, el hecho de que Barranquilla haya sido escogida como sede del ‘World Law Congress’, el congreso más importante de juristas en el mundo, debe ser considerado un orgullo para los barranquilleros, pues esto era hasta hace una década, algo completamente impensable. Porque la verdad sea dicha, hasta ese entonces, nuestra tierra era conocida como la ciudad de los arroyos, la de las nefastas administraciones, la de la incoherencia por ser una de las pocas ciudades ribereñas en el planeta que le diera ‘la espalda al río’, y la de la ‘gente bacana’ que ‘no hace’.

Pero así como lo dijo Felipe Zuleta en su columna en ‘El Espectador’ de la semana pasada, ‘Curramba’ está ‘bella’ y pujante, gracias a las buenas administraciones que la han puesto así. Barranquilla fue soñada, y por ende trabajada, para que hoy pudiera gozar de ser la capital del progreso en Colombia.

Que el Rey de España haya llegado a Barranquilla es sumamente importante, porque a pesar de que siempre tuvimos el apodo de ‘Puerta de Oro’, durante muchísimos años, fuimos todo menos eso. Aquí no llegaba otra cosa que no fueran atrasos, y nuestras ‘glorias’ siempre se remontaban al pasado. Hoy, se piensa en la ciudad con una visión de futuro, y aunque indiscutiblemente todavía hay oportunidad para seguir mejorando, y es innegable que existe un alto grado de inseguridad (producto de un fenómeno que está ocurriendo nacionalmente), se siente que vamos en el camino correcto.

Esto de que Barranquilla fuese vista por los ojos de otros como un ‘buen vividero’, esto de que seamos sede de importantes eventos internacionales, y esto de que seamos una tierra del deporte, jamás hubiese pasado en manos parecidas a las de anteriores administradores como lo fueron Bernardo Hoyos, más conocido como ‘el Cura Hoyos’, o Guillermo Hoenigsberg, entre otros. Jamás.

Porque para poder llegar a ‘atender’ hasta al mismísimo Rey de España, han sido necesarios años de trabajo. Porque para poder pasar de ser ‘la ciudad de los numerosos arroyos’ a ser la ‘ciudad de las oportunidades’, ha sido necesaria más de una década de planeación.

Porque Barranquilla se preparó para grandes cosas, y finalmente, han llegado…

PD: Ah y a propósito, solo con progreso, la economía mejora. Y solo así, el precio de la yuca, se hace más asequible.