“Es el momento de estar más unidos que nunca”. Esta frase es una verdad de a puño. El significado de la palabra solidaridad adquiere, en el gran porcentaje de los casos, una importancia vital exclusivamente cuando nos vemos sumergidos en una crisis que compromete nuestras vidas, sin distingo alguno de credo, partido político o clase social.

Estos países en subdesarrollo como el nuestro, a través de episodios que merecen ir al olvido y protagonizado por muchos de sus ciudadanos han mostrado tristemente habilidades, ingenio, y perseverancia para hacer la trampa, el mal; actos fuera de lo moral y cobijarse entre ellos de manera “solidaria", práctica reprochable.

Por acciones como estos nos identifican ante el mundo como naciones salidas de las normas globales, la brusca, pero muchas veces real denominación de quizás ser pertenecientes al grupo con cero honores, bajo el título de países, parias. La indiferencia nos agobia, el temor de denunciar algo para mejorar nos asusta o simplemente no nos importa, porque la cruda indiferencia nos invade.

Pero, ante esta emergencia de salud pública mundial producto del COVID - 19, en donde todo ha sido nuevo y sorpresa para el mundo entero, deben brillar las decisiones sabias contra esta pandemia que ha actuado con la fuerza y velocidad de un tsunami, hago un llamado para que por fin desde nuestro país enviemos al mundo una señal y proyectemos grandes lecciones de solidaridad.

Lo anterior, significa que entendamos, ante todo, las conductas de nuestra vida son producto de lo social y no de lo individual, que en estos momentos únicos de emergencia no solo arropemos a familiares cercanos, que además de unirnos espiritualmente así estemos en cuarentena, también llevemos a cabo acciones en conjunto y construcción de tejido social. Esto tiene que ver con el sentido elemental del derecho a una convivencia sana, al mutuo acuerdo del deber del compromiso ético y moral con el otro, lejos del galopante egoísmo e indiferencia.

Como afirmo en Colombia la Primera Dama María Juliana Ruiz en un excelente mensaje ante esta crisis de la pandemia y aquí rescató algunos de sus apartes: “hay que moverse rápido, hay que pensar y actuar en plural. Hoy ser conscientes de bienestar colectivo no es una virtud de algunos, es un imperativo para todos “.

Estamos atravesando una excepcional oportunidad y a tiempo de convertir en realidad una de nuestras deudas históricas más grandes con nosotros mismos, con nuestra sociedad y con futuras generaciones, y es la construcción de un modelo único muy colombiano basado en la praxis de acciones decididas y conjuntas para el bien común, con herramientas eficaces definida por expertos como solidaridad por similitud, la orgánica por consenso o simplemente, no importaría por mera compasión y la más importante, la que nace consciente y se considera prioritaria, la salida más digna en busca de un compromiso plural muchas veces de inspiración individual, la anhelada solidaridad pura en medio de esta tragedia mundial.