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Después de cumplir un ciclo académico en el Instituto Tecnológico San Agustín un total de 160 víctimas del conflicto armado en Córdoba se graduaron como agentes de Call Center y están listos para asegurar un puesto de trabajo en el mercado laboral de la región.

Este nuevo grupo de técnicos se suman a los 170 que hace un mes también culminaron su periodo de capacitación, a través de la academia Sinú, para un total de 330 víctimas en capacidad de trabajar en empresas. De ese total 70 ya están trabajando y otras 30 están en proceso de selección.

José Hernández Iglesias, uno de los graduandos, dijo que su expectativa es desempeñarse en el campo laboral como una persona emprendedora y capaz de lograr más metas.

'Quiero dar lo mejor de mí ante la sociedad, gracias a Dos antes de graduarme ingresé a una empresa con contrato fijo, donde además estoy aprendiendo y me desarrollo como persona y como técnico-profesional', precisó este joven.

Hernández es de Montería, relata que ha contado con el apoyo de su familia 'que ha estado atento a mí, después de haber sido víctimas del conflicto armado en la zona rural de Tierralta, desde donde fuimos desplazados por un grupo ilegal armado'.

La capacitación se enmarca en la estrategia ‘Educándonos Para la Paz’, programa del Ministerio del Trabajo, que cuenta con el apoyo en este Departamento de la Caja de Compensación Familiar de Córdoba (Comfacor), la OIT, la OIE y la Unidad de Atención para las Víctimas.

El director de esta última entidad en Córdoba, Manuel Pacheco, destacó que 'educar a las víctimas es construir paz, prepararlas para que sean autosostenibles económicamente y no dependan solo del Estado'.

'Con este tipo de estrategias estamos ayudando a las víctimas a formar parte fundamental de la sociedad, los primeros graduandos ya tienen garantizadas sus fuentes laborales a través de empresas público – privadas', precisó Pacheco.

Arleth Ortiz Ricardo, quien espera a su segundo hijo, manifestó su satisfacción tras haber tenido la oportunidad de estudiar en medio de la condición de desplazada.

'Ahora estoy en espera del empleo para una mejor calidad de vida para mis hijos', sostiene esta mujer, quien llegó a Montería desde el 2004 desde Necoclí, Antioquia, por amenazas de la guerrilla de las Farc.

Para ese entonces Arleth solo contaba con 18 años, ahora quiere seguir en Montería para construir el futuro de sus hijos.