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La casona donde viven las travestis de Las malas está hecha 'del rosa más travesti del mundo'. Su dueña, La Tía Encarna, tiene 178 años porque un año en la vida de las travestis 'equivale a siete años humanos'. Allí, con su animalidad expuesta y sus cientos de años reunidos, llegan todas en manada para cumplir con sus rituales de bautizo, esconderse del peligro que las circunda en sus recorridos nocturnos como prostitutas, ser testigos del amor y de las heridas individuales que las hace polinizarse unas con otras. 'Las putas travestis son tan necesarias como los árboles', dice la narradora.

Camila Sosa Villada (1982) escribió Las malas (Planeta) entre 2017 y 2018, casi diez años después de trabajar como prostituta en el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba, Argentina. En 2009 estrenó su primer espectáculo unipersonal, Carnes Tolendas, retrato escénico de una travesti, que le permitió dejar las calles y hacerse actriz. La escritura la había acompañado desde niña, cuando aprendió a escribir y era llamada Cristian. De la conversión de Cristian a Camila 'por pura necesidad' nos habla en su libro, que contiene tanto la crónica de su infancia atravesada por la violencia paterna y la precariedad económica, como el hechizante encuentro con la calle, el parque, los clientes y aquella casona rosa llena de milagros, ángeles travestis y lobizonas.

Con EL HERALDO habló sobre su libro, uno de los más leídos en Argentina en el 2019, que ha repercutido en todo el continente y ha sido traducido al francés, noruego, alemán y croata. Por él recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2020. La escritora cordobesa también es autora del poemario La novia de Sandro, reeditado en septiembre pasado por Planeta.