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En la última década, Colombia ha implementado políticas públicas para subsidiar el acceso a créditos de viviendas de interés social (VIS) a hogares con ingresos mensuales menores de 4 salarios mínimos. La mayoría de estas viviendas se construyen en las periferias de las ciudades, lo que puede impactar de alguna forma en la calidad de vida de los beneficiarios.

Las familias que ocupan estas viviendas presentan ingresos bajos y para muchas es su primera vivienda propia. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), presentado en junio de este año, señala que la ubicación en la periferia de estas viviendas se debe principalmente a costos menores de construcción, así como de adquisición de terreno y, en ciertos casos, a menores impuestos.

Jairo Parada Corrales, profesor del IEEC de Uninorte, considera que el factor clave es el precio del suelo, pues en la periferia es más bajo que en el centro, lo cual hace rendir más los presupuestos públicos dedicados a estos programas.

Por su parte, Dann Payares Ayola, director de Investigaciones Económicas e Inmobiliarias de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla, dice que el principal determinante de la ubicación es la falta de suelo disponible en las centralidades urbanas.

'La producción de vivienda social tiene muy baja rentabilidad por unidad, por lo cual se deben construir muchas unidades para lograr la viabilidad de un proyecto, que requiere de grandes extensiones de tierra, solo disponibles en las periferias', agrega.