Consumir droga o licor en espacios públicos no es el origen de la comisión de delitos, de acuerdo con el espíritu del reciente fallo de la Corte Constitucional que tumba las prohibiciones en tal sentido.

Voces de todos los rincones se levantan para defender o atacar la decisión, tal cual se puede hacer y ejercer en una democracia, como una de las ventajas que da la posibilidad de cuestionar decisiones legales, aunque en este caso la postura de los miembros de la Corte no abra la posibilidad de cambiarla.

La decisión se presta a la controversia a partir de la interpretación ligera de algunas percepciones sobre las consecuencias del consumo de droga y licor. Para los miembros de la Corte que votaron a favor de tumbar los artículos 33 y 140 del Código de Policía que prohibían el consumo de sustancias sicoactivas y de alcohol en espacios públicos, el Estado no puede diseñar el plan de vida de la gente.

El fallo es considerado un golpe a la política del gobierno del presidente Duque, quien ha impulsado medidas restrictivas para contrarrestar el consumo de drogas con una guerra intensa para destruir las denominadas ollas de microtráfico, y cuyo fin es proteger de este flagelo a los jóvenes.

Así que las normas que entraron a regir desde octubre del año pasado y cuyo fin era imponer sanciones y decomisar droga, ya no tienen validez, aun si el porte fuera inferior a la dosis mínima. Uno de los argumentos de la ponencia que en este caso le da prevalencia al libre desarrollo de la personalidad es que nada tiene que ver el consumo con la preservación del espacio público.

Hay que mirar con detención la posición de la Corte Constitucional arguyendo que la prohibición no es razonable, aunque busque relaciones respetuosas entre los ciudadanos, porque “lo hace a través de un medio que impide el goce de un derecho fundamental”.

Han sido los padres de familia los más alarmados sobre esta decisión por el riesgo que pueden tener sus hijos en el espacio público. Argumentos de expertos en comportamiento ciudadano señalan que la criminalidad está más ligada a la droga en los sectores vulnerables de la sociedad debido a las carencias que este segmento de la población tiene en materia económica, en lo educativo y en lo emocional.