La industria editorial resiste a la pandemia. La creación y venta de libros, así como los retos asumidos por los distintos actores de esta cadena del sector cultural, se redefinen día a día para ajustarse a la nueva realidad dominada ahora por la virtualidad. Las experiencias acumuladas son diversas, y ratifican la voluntad de los representantes de este gremio por defender el acceso de la ciudadanía a un bien esencial como es el conocimiento a través de la lectura.

En 2020, las nuevas condiciones del mercado llevaron a muchas editoriales, especialmente las independientes, a volcarse por completo a lo digital para continuar con sus proyectos, poniendo en marcha iniciativas de venta de sus catálogos en línea o través de redes sociales; otras debieron retrasar la publicación de libros a causa de la caída de las ventas en físico por los prolongados cierres; mientras que un buen número de editoriales y librerías se aventuraron a la experiencia de llevar a cabo 15 ferias virtuales en las regiones colombianas, en las que participaron más de 2,1 millones de personas que disfrutaron de 1.800 talleres de formación y actividades culturales y académicas con cerca de 3 mil invitados.

Sin duda fue un buen ejercicio que contribuyó a mantener la vitalidad de la industria editorial promocionando los libros y la lectura en medio de las difíciles condiciones impuestas por la pandemia, pero no alcanzó las ventas esperadas. Apenas 7.110 ejemplares se comercializaron en estos encuentros virtuales, a pesar de que editoriales, en determinados casos, sí han logrado mantener un promedio interesante de ventas, e incluso algunas de ellas han registrado incremento porque más personas tuvieron tiempo para dedicarse a leer durante el confinamiento.

Arropar los esfuerzos del sector editorial, sobre todo el de las pequeñas librerías y editoriales independientes, es respaldar la difusión literaria que llena algunos de los vacíos culturales surgidos durante este complejo y agotador periodo de la pandemia que nos ha ‘desalojado’ de teatros, salas de música, cines o centros artísticos. Los lectores, a través del comercio electrónico, tenemos un papel esencial para jalonar a los agentes de la cadena editorial, pero solos no van a poder. Se necesita apoyo institucional para que puedan paliar el embate de la crisis económica que amenaza los 8 mil empleos generados por esta industria que mueve un billón de pesos al año.

200.000 libros editados en el país e importados forman parte de “Colombia Lee”, una plataforma digital que ya funciona como una vitrina de la oferta editorial de librerías de ciudades del territorio nacional, en sus puntos de venta al público y a través de la comercialización electrónica. Una iniciativa que suma esfuerzos de la Cámara Colombiana del Libro y del Ministerio de Cultura, y a la que se pueden unir editores, distribuidores y libreros para facilitar la reactivación y la descentralización de la cultura.

A la espera de volver, sin restricción alguna, a librerías para disfrutar de la incomparable experiencia de acariciar los libros y sentarse a leerlos para llevarse a casa la mejor selección, o a las ferias para extasiarse con las imperdibles charlas de los autores en sus presentaciones, vale la pena destacar la fortaleza del sector editorial que persiste con voluntad, firmeza y un enorme compromiso con sus lectores de enfrentar esta inagotable crisis pandémica demostrando estar a la altura de los cambios exigidos. No los dejemos solos.