Colombia entró en la etapa 5 de vacunación con el grupo de 35 a 39 años, uno de los que demandaba mayor celeridad en este proceso por su permanente interacción laboral que lo expone a riesgos de contagio. Sin embargo, la jornada de apertura, el día miércoles 14 de julio, no tuvo el espectacular arranque registrado el pasado viernes 9 de julio, cuando comenzó la inmunización del quinquenio de 40 a 45 años. En esa fecha, fueron aplicadas 519 mil dosis –récord nacional– frente a 384 mil de hace dos días. Mantener el ritmo de la vacunación salva vidas, y nos acerca a la todavía distante meta de inmunidad colectiva de 35 millones de ciudadanos con esquema completo a cierre de 2021. A día de hoy, 9,6 millones ya cuentan con este. El camino, por tanto, es aún largo y nadie puede quedarse atrás si queremos cerrarle el cerco al traicionero virus.

A medida que avanza el Plan Nacional de Vacunación empiezan a ser evidentes rezagos preocupantes que no se deberían pasar por alto. El Ministerio de Salud señala que, entre la población más joven, la tasa de inmunización se ralentizó por una menor percepción del riesgo, pese a que la tercera ola puso en evidencia la catastrófica afectación de los mayores de 40. Hoy la aplicación de los biológicos entre las personas de 80 y más años alcanza el 90,6 %, entre los de 75 a 79 se ubica en 80,9 %, entre los de 70 a 74 es de 79,7 %, está en 75,5 % entre los de 65 a 69, es de 70,3 % entre los de 60 a 64 años, de 60,5 % entre los de 55 a 59 años, y de apenas 52,2 % entre los ciudadanos de 50 a 54 años que comenzaron a ser inmunizados hace más de dos meses durante el momento más crítico del tercer brote.

La vacunación progresa bien en Barranquilla, donde se han aplicado más de 720 mil dosis y 316 mil personas tienen sus esquemas completos. En el resto del Atlántico, el avance es de 81,2 % tras unificar etapas en tres municipios y se vienen otros 14. Además, la pandemia evoluciona de manera controlada y eso permite abordar con moderado optimismo nuestro día a día.

Inquieta, no obstante, cómo mitos alrededor de las vacunas atentan contra la inmunización considerada por la ciencia como el mejor antídoto para protegernos de las expansiones del virus resultado de las nuevas variantes. A pesar de los argumentos científicos sobre la seguridad y efectividad de todos los biológicos, la desconfianza manda la parada entre quienes renuncian a inyectarse porque no pueden elegir tal o cual vacuna, o postergan su inmunización porque creen que afectará su fertilidad o su salud si ingieren alcohol, una creencia frente a la que no existe ninguna evidencia. Ciertamente la vacunación es una decisión personal, no obligatoria, pero mientras más personas se queden sin recibir sus dosis seguiremos todos bajo la amenaza de un nuevo aumento de las infecciones.

La pandemia afectó una larga lista de derechos, incluso los más elementales, pero claramente situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales. Obligar a vacunarse o restringir el acceso de quienes no lo han hecho a cines, teatros, restaurantes o centros comerciales por no tener un certificado o carné, como acaban de ordenar los gobiernos de Francia o Grecia para elevar sus porcentajes de inmunización, es un escenario que bien podría debatirse a futuro en Colombia, si el país se va quedando lejos de su meta de inmunidad colectiva por la negativa de grupos a vacunarse, una vez se alcance la totalidad de etapas y fases previstas en el plan. El Ministerio de Salud, en tanto asegure las dosis suficientes, debe considerar estrategias creativas y flexibles para poner las vacunas al alcance de todos, bien sea en espacios públicos o sitios accesibles, como paraderos o cines, acercando los biológicos a la vida cotidiana de los ciudadanos para convencerlos de sus beneficios. Nadie estará a salvo si todos no lo estamos.