RJorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor, es, junto a su amigo y socio Digno Palomino, el delincuente más buscado en nuestra ciudad. Se le señala de ser cabecilla de la tenebrosa organización criminal Los Costeños, dedicada al sicariato, la extorsión y el narcotráfico.

El 4 de mayo pasado, Díaz Collazos fue detenido en Maracaibo, Venezuela, a donde había huido tras escenificar algunos supuestos intentos de entregarse a las autoridades en Barranquilla. Con posterioridad fue trasladado a una prisión en Caracas.

El 26 de junio, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano abrió un plazo de 90 días para que Colombia presentara la documentación para reclamar en extradición al delincuente. De no recibir el requerimiento, dejaría a este en “libertad sin restricciones”.

Dicho plazo venció el jueves pasado y, según pudo establecer este periódico, Colombia no presentó la documentación requerida, por lo cual ‘Castor’ podría quedar de un momento a otro en libertad, si es que no lo ha hecho ya.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores explicó a este diario que, en la actualidad, es imposible apelar al mecanismo de cooperación judicial de la extradición, ya que, desde que el régimen de Maduro rompió las relaciones bilaterales en febrero pasado, Colombia no cuenta con misión diplomática en el vecino país.

El hecho es que el dossier sobre Díaz Collazos elaborado por la Fiscalía de Barranquilla y enviado al Ministerio de Justicia no ha podido ser tramitado ante las autoridades judiciales venezolanas.

Es evidente que las relaciones entre Colombia y Venezuela se han deteriorado hasta niveles sin precedentes en los últimos tiempos, y no albergamos la menor duda de que el máximo responsable de que la situación haya llegado a estos extremos es Nicolás Maduro. Pero nos preocupa que tal ruptura tenga como ‘efecto colateral’ que el delincuente más buscado desde hace tiempo en nuestra ciudad quede libre y retorne a sus andanzas.

No podemos dejar de preguntarnos si, pese a la ausencia de relaciones formales entre los dos países, podría abrirse una vía para que ‘Castor’ responda ante la justicia colombiana.

No sería la primera vez en la historia que un embrollo diplomático aparentemente insalvable se supere con filigrana negociadora. Para no ir muy lejos, la intervención de la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, fue clave para que el régimen chavista dejara salir del país en junio pasado a los 59 colombianos presos en Caracas.

La extradición de ‘Castor’ es muy importante para Barranquilla. No solo porque permitiría llevar al peligroso delincuente ante la justicia, sino porque su comparecencia podría aportar información sobre el funcionamiento de las organizaciones criminales en la ciudad.