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La nueva escalada de violencia por el disparo de cohetes desde Gaza y los bombardeos de respuesta de Israel ha causado hasta el momento al menos veinticinco muertos: cuatro civiles israelíes y veintiún palestinos en la franja, de los que doce eran milicianos.

En una jornada marcada por la tensión, los mensajes de alerta de cohetes hacia las localidades israelíes periféricas a Gaza no pararon de sonar en el teléfono de Dikla Diane, una joven de 27 años de Ashkelón, a menos de cuarenta kilómetros de la franja, una de las zonas calientes donde en las últimas horas han muerto cuatro personas.

Una de ellas es su exsuegro Moshé Agadi, de 60 años, la primera víctima israelí de la lluvia de cohetes –más de 600– disparados en poco más de 32 horas.

Un segundo israelí que pertenecía a la minoría árabe, como se aclaró más tarde, murió por un cohete en una fábrica de cemento también en Ashkelon; un tercero por un misil antitanque Kornet que cayó en su coche y un cuarto en Ashdod, por un impacto también en su vehículo.