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Los fragmentos de la historia barranquillera están plasmados en 84 calles y 79 carreras y sus nombres originales, aunque es una memoria que pocos jóvenes conocen y que se envejeció con aquellos que pudieron vivir en una ciudad menos abstracta. Las calles Ancha, de las Vacas, San Blas y de la Felicidad; o los callejones (como eran conocidas las carreras) Progreso, 20 de Julio, del Cuartel y Rosario, entre otros, pasaron a ser números hace más de 60 años.

EL HERALDO hizo el ejercicio de consultar a varios transeúntes de distintos sectores de la ciudad y, en su mayoría, desconocían los nombres de las vías. Por ejemplo, intentar llegar a la calle Dividivi (calle 45 o Murillo) con el callejón Cocosolo (carrera 38 o de los Estudiantes) o a la Calle de las Vacas (30) con el callejón Vesubio (cra. 29), donde fue fundado el Junior de Barranquilla, preguntando por sus nombres y no por su nomenclatura es algo casi imposible.

Sobre utilizar dígitos olvidando los nombres originales de las calles, Jorge Villalón Donoso, docente de Historia e investigador de la Universidad del Norte, mencionó que 'ahora todo es con números, uno pasa a ser una minúscula partícula dentro de un conjunto, sin identidad propia. Mientras que los nombres de las calles son importantes porque van diciendo la historia de la ciudad'.

LEY Y ORÍGENES

Pero implementar el sistema de direcciones en la ciudad para llegar a puntos específicos fue algo que ocurrió en varias ciudades. Fue la Ley 40 de 1932 (Artículo 21. Es obligación de los concejos municipales dar antes de un año a partir de la publicación de esta Ley, numeración a las calles, carreras y casas de las poblaciones urbanas), adoptada en Barranquilla a mediados de 1940, el punto de quiebre en esta historia.

En el caso de Barranquilla, recuerda el historiador Villalón, los nombres de las calles y callejones fueron colocados 'de acuerdo como las personas querían ponerle'. Esta teoría es respaldada por el libro Nomenclatura Condensada de Barranquilla, de Dino Manco Bermúdez.

Un fragmento de la página 179 del texto explica: 'las calles y carreras de las barrancas de San Nicolás de Tolentino (nombre antiguo de Barranquilla), como la mayoría de las poblaciones de habla castellana se las conoce por los nombres con que sus habitantes solían ‘bautizarlas’ y hacen alusión a determinados edificios, instituciones o personas de destacada prestancia social, cuyos méritos hacían posible la incorporación de sus apelativos a su nomenclatura'.

HISTORIAS

Un hombre sentado en una esquina del barrio Montecristo, de los más antiguos de la ciudad, parecía ser el que resolviera la duda de cómo llegar a la calle El Limón (49) con la Avenida La María (carrera 54), sin embargo su respuesta fue otra incógnita. '¿No tienes los números?, es que por nombre tiene que ser una persona de mucha edad', expresó Javier Cabrales, de 54 años.

Luego de caminar por varias de las vías de Montecristo y Barrio Abajo, y de obtener unos 'no sé' como respuestas, resultó la persona que supo ubicar la dirección mencionada. Fue Manuel Salvador McCausland, de 81 años, quien rememoró nombres como San José (calle 50), Callejón de las Viejas (carrera 50B) o la carrera Alondra (53B). 'Cuando nos reunimos entre viejos a hablar las llamamos (a las vías) por sus nombres, aunque nunca supimos por qué les decían. Pero eso es algo que ya se perdió, los jóvenes no saben'.

El historiador Villalón explicó el por qué de los nombres de algunas de las vías más conocidas de la ciudad. La carrera 46 u Olaya Herrera, fue denominada originariamente Callejón del Rosario por estar ubicada en la misma arteria que la Iglesia que lleva este nombre. 'En los años 30, el presidente Enrique Olaya vino a Barranquilla y le ofrecieron cambiar el nombre al por el del mandatario, pero la iglesia se opuso y propuso que de Murillo (calle 45) hacia el centro se siguiera llamando igual y hacia el norte avenida Olaya Herrera, aunque la historia cuenta que solo los más viejos le dicen Rosario', indicó el docente.

Callejón de la Aduana (carrera 50) fue llamado así por el icónico edificio amarillo que lleva este nombre y que está localizado junto a la Vía 40, otra que tiene su historia ligada a la 'amabilidad' local ante una visita presidencial. 'En 1940 era un antiguo camino indígena (la Vía 40). Pero vino el presidente y le tenían listo el letrero para ponerle Avenida Eduardo Santos, pero él se opuso con el argumento de que todavía no se había muerto y por el año en que estaban la llamaron Vía 40', contó Villalón Donoso.

El historiador mencionó que sería algo 'muy positivo' para la identidad de Barranquilla que, desde la Administración Distrital, promovieran una estrategia que permita rememorar estos nombres entre los ciudadanos. 'El habitante así se sentirá más en casa, no es sería lo común'.

Joshua Sánchez, jefe de la oficina de Patrimonio de la secretaría de Cultura Distrital, respondió que desde la Alcaldía actualmente no existe labor alguna para que lo que mencionó Villalón sea realidad. 'Los nombres ya están dados, lo único que habría qué hacer es volver a rotular las calles. En ese caso tendríamos que hacer un trabajo articulado con otras secretarías como Espacio Público y Movilidad para que se posible, que sería algo importante', agregó.

Estas calles, las mismas que describió Esthercita Forero como 'doradas por el sol y por la arena' en la canción ‘Mi vieja Barranquilla’ , guardan unas historias de una cultura caribeña.

Vea aquí nuestro especial sobre las calles de Barranquilla y sus nombres originales

Listado completo de los nombres de las calles