El muelle de Puerto Colombia sigue siendo visitado por locales y turistas, a pesar de su mengua y los 67 años de abandono de sus 122 de construido. Muchos se acercan a rememorar su antigua imponencia. Algunos prefieren realizar pescas fortuitas, mientras otros toman fotos de la estructura que mañana posiblemente caerá al agua, más no al olvido.
Ser declarado Bien de Interés Cultural y haber sido el tercero más largo del mundo no le valieron para que su andamiaje se corroyese por la sal, el tiempo y la indiferencia de sus gobernantes.
La historia, tal como EL HERALDO lo ha contado en sus páginas, demuestra como la mano del hombre desencadenó un proceso degenerativo de la naturaleza que conllevó a la ruina del muelle y el turismo municipal. Cientos de familias porteñas que aún viven de esa gran mole de concreto armado, símbolo de desarrollo, esperan ‘la última muerte’ de la terminal para algún día verla emerger entre las olas, como un monumento a aquel coloso que le abrió las puertas del país al mundo.
Muchas ideas han sido propuestas y debatidas sobre el tema a lo largo de los años, dejando un sentimiento de escepticismo entre los porteños por la poca iniciativa que llegó a ‘buen puerto’. Hoy corporaciones gremiales, como la de Ingenieros y Arquitectos del Atlántico, consideran que el futuro de este patrimonio histórico está en la tardía restauración y la estabilización de las playas de la zona. Los caseteros del municipio, así como la Fundación Puerto Colombia, exigen mayor celeridad de las obras.
Estado
Al cierre de esta edición quedan tres tramos del muelle pero en cualquier momento se pueden ir al fondo del mar. Un primer pedazo, de 200 metros de largo, cayó el 7 de marzo de 2009 y dividió la terminal en dos. Para finales de 2012 se habían caído cinco segmentos más de la estructura, dejándola fraccionada en cuatro partes. El pasado 3 de enero, en la madrugada, cayó el último de 10 metros de longitud.
Porteños como Henry Maury, pescador de 64 años, observan cada día el muelle como si fuera el último, pues estiman que tarde o temprano la estructura caerá por completo.
El Ministerio de Cultura ya emitió la resolución de aprobación de los estudios presentados por la Universidad del Norte y el arquitecto Rodolfo Ulloa para la reestructuración de los primeros 200 metros del muelle y la estabilización de las playas de la bahía. La idea, manifestó el gobernador del Atlántico, José Antonio Segebre, es restaurar los 200 metros como símbolo de inmigración y desarrollo portuario del departamento.
'El Estado podrá licitar directamente a través de alguna de sus entidades, complementando los recursos y pidiendo a la Alcaldía de Barranquilla que nos ayude con la entrega de los recursos del Distrito 20 de carreteras', afirmó.
Para las obras se tienen previstos por lo menos $15 mil 800 millones: $7 mil 400 millones provenientes del Sistema Nacional de Regalías y $8 mil 400 millones de la venta del denominado Lote del Distrito 20 de Carreteras, del entonces Ministerio de Obras Públicas.
Mientras tanto, la garita, la huella del ferrocarril y unos 894 metros de concreto resisten los efectos del tiempo y del salitre. Siguen esperando que las autoridades incorporen algún día con dignidad el centenario muelle a la restauración de piezas como el edificio de la Aduana, la estación Montoya y el Castillo de Salgar.
Opiniones
Arquitectos. Alfredo Gómez, presidente de la Asociación de Arquitectos del Atlántico, considera que lo mejor forma de salvaguardar el muelle es crear un falso histórico del mismo y hacer un trabajo integral para la adecuación turística de la zona. 'La restauración sola del muelle no sirve para mejorar el turismo en Puerto, se necesita un trabajo integral de la zona, incluida la adecuación de las playas', señaló. El presidente apoya la iniciativa de la Gobernación y advierte que los avances de la ingeniería y la arquitectura hoy permiten realizar este y proyectos mayores en cualquier parte.
Ingenieros. Edilberto Álvarez, presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, es directo al afirmar que la infraestructura del muelle es irrecuperable y solo tiene un futuro como monumento turístico, y pide a la Gobernación que consulte a un equipo de ingenieros estructurales para la reconstrucción. 'Con la restauración de los 200 primeros metros, deberían derrumbar el resto de la estructura para evitar poner en riesgo a la población'. Álvarez ve con buenos ojos la inversión destinada para el muelle, pero se pregunta si es prioridad ante otras necesidades básicas que pueda tener la población
Fundación. Ana Karina González, actual presidenta de la Fundación Puerto Colombia, entidad dedicada a impulsar el turismo del municipio a través de la cultura del arte y la historia, pide mayor celeridad en los procesos de adecuación de las playas e intervención del muelle, pero además considera que debería hacerse un dique de abrigo, estructura en piedra que protege el litoral de las corrientes, similar a la función guardiana que realizaba la desaparecida Isla Verde. 'Debe aplicarse el Plan Especial de Manejo que lo encargaron a la administración pasada y no se ha ejecutado', detalló.
Cotelco. Mario Muvdi, presidente de Cotelco, capítulo Atlántico, está de acuerdo con la restauración, pero invita a las autoridades a estudiar la posibilidad de construir un nuevo muelle y todas sus implicaciones, antes de liderar la idea del monumento. 'Han creado muelles en lugares más complicados que estos. No soy ingeniero, pero esto es una cosa que hay que evaluar. Hay que respetar la historia y ver si es posible la inversión', dijo. También hizo un llamado a los gobernantes para que manejen planes de acción o presupuestos mucho mayores para el tema de turismo en el departamento.
Caseteros. Andrés Ahumada, presidente de los caseteros de Puerto Colombia, ve con buenos ojos el proyecto de la Gobernación, pero reclama celeridad e intervención en la cabecera de la ribera. Afirma que las 230 familias que viven del turismo en el municipio sobreviven difícilmente con los esporádicos turistas que llegan a lo que queda de las playas. 'Necesitamos las playas. Algunos de pronto no quieren que sigamos aquí, pero llevamos generaciones en esto', afirmó. Hoy quedan solo 48 casetas en las afueras de las playas del municipio y en su parte interior 24.
Gobernación. Mercedes Muñoz, secretaria de Infraestructura del Atlántico, explicó que la Gobernación espera que el Ministerio de Cultura destine pronto los recursos para poder acometer las obras planteadas en los estudios de la Uninorte y el arquitecto Rodolfo Ulloa. Dijo que en aproximadamente tres meses se estaría definiendo el presupuesto para dar inicio a las obras. 'Si nos asignan los recursos pronto, podremos dejar contratadas las obras. La restauración ya sería en la próxima administración', puntualizó. Con el proyecto de la segunda etapa del malecón de Puerto, agregó, se completa el afianzamiento de la zona costera.