Ha desaparecido la piedra angular de la champeta, el maestro Abelardo Carbonó, ese cienaguero que desde Barranquilla sentó las bases del ritmo musical que actualmente se conoce como champeta.
El pasado jueves 18 de noviembre cumplió 73 años, sin embargo las secuelas del coronavirus no le permitieron seguir respirando.
Su hija Carolina Carbonó Muñoz, en diálogo con EL HERALDO confirmó que su deceso ocurrió este lunes a las 8:10 a.m. en su residencia ubicada en el barrio Villa del Carmen, en Barranquilla.
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'A raíz del covid se le desató una fibrosis pulmonar y desde el 27 de marzo de este año permaneció con oxígeno permanente. Hace una semana había estado internado, pero salió muy animado, decía que se iba a reponer y que ahora que todo ya se estaba reactivando volvería a tocar, pero ese anhelo no se pudo cumplir', expresó una de sus seis hijos.
Carolina también contó que su madre Maritza Muñoz falleció el pasado 1° de abril a causa del virus y que desde entonces los ánimos de su padre habían mermado. 'Él siempre se destacó por ser un hombre alegre, le mamaba gallo a todo el mundo y se mantenía activo. Su última presentación la ofreció en Francia al finalizar el 2019', agregó.
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Carolina lleva el nombre de uno de los éxitos más sonados de este artista magdalenense, que vio en la guitarra el instrumento para dar a conocer su talento, al igual que otros músicos cienagueros como Guillermo Buitrago, ‘El Jilguero de la Sierra Nevada’.
Su hija afirma que le compuso esa canción cuando ella tenía cinco años, y desde entonces ha vivido orgullosa por lo que le expresó en el tema: 'Carolina, Carolina, Oh Carolina/ eres linda tu mi niña, oh Carolina/ cuando me miras que linda, oh Carolina/ eso labios tan bonitos, oh Carolina/ sus cabellos tan hermosos...', reza en la introducción de este clásico verbenero.
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'Es el mejor homenaje que me han hecho, apenas me presento en público todo el mundo me relaciona con la canción y cuando les digo que soy hija de Abelardo Carbonó, muchos quedan sorprendidos. Siempre voy a amar y a recordar a mi padre, porque fue muy amoroso', expresó Carolina, agregando que el maestro es velado en la funeraria del Cementerio Universal.
De su discografía también destacan temas como Karina, El baile del indio, A otro perro con ese hueso, Si, si, si y La champeta árabe, solo por mencionar cinco éxitos de su extenso repertorio.
Con su guitarra exploró el sonido sicodélico, el afro roots y afro caribe, logrando internacionalizarse.
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Antes de que estallara la champeta, Abelardo Carbonó sembró la semilla que conectó el folclor colombiano con los ritmos africanos. Se le considera uno de los músicos más vanguardistas de la música colombiana y del Caribe. Fue precursor de la champeta, guitarrista inusual desde que era niño y un reinventor absoluto de los sonidos bailables de la Costa Atlántica.
Durante su carrera musical grabó alrededor de 20 LPs para sellos disqueros como Codiscos, Sonolux, Ham Music y su última etapa musical la desarrolló en Palenque Records.
En su obra sentó las bases sólidas de una música tropical de vanguardia, de experimentación sonora, mezclando ritmos vallenatos con música africana.
Se dice que Carbonó es el maestro catalizador de la nueva ola de la música colombiana y las fusiones, el inspirador de grupos como Bomba Estéreo, Systema Solar o Frente Cumbiero.
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'Es el alquimista sonoro que logró la síntesis musical afrolatina y Caribe. Se debe destacar en su obra el tema A otro perro con ese hueso que publicó en 1978, tema que fue carnavalero y abrió las puertas a la vertiente champetera. Hizo una versión en español de Help Yourself, tema africano conocido con el piconema El ején, junto al maestro José Carranza, que fue sensación en España. El Zelo Zelo fue otra de sus propuestas que tuvo gran acogida', explicó el investigador cultural Jhonatan Cantillo.
Agrega que fue músico habitual de Aníbal Velásquez y del recién fallecido Morgan Blanco. 'Su piedra filosofal luego la llamaron champeta, Abelardo fue un músico avanzado para su época, al punto que hizo mucha música experimental'.
Carbonó hizo lo que se le vino en gana, también trabajó como bajista de la agrupación vallenata Los Diablitos, fue agente de la Policía y aún cuando la música no le retribuía el dinero necesario para subsistir, se ganaba la vida en el Parque de Los Músicos donde armaba un trío en guitarra para llevarse unos pesos a casa.
