Este 2015 comenzó con sinsabores para los padres de familia de las niñas de El Carmen que sufren sintomatologías de cefaleas, desmayos, dolores y parálisis temporales de sus extremidades.
Lo que pudiera, sobre el papel, haber sido una buena noticia de año nuevo, para ellos es una contrariedad.
El Instituto Nacional de Salud, INS, filtró hace unos días el informe final sobre el estudio científico para descubrir el origen de los extraños padecimientos de las adolescentes -que vienen sufriendo desde marzo del año pasado- en el que se concluye que no es la vacuna contra el virus del Papiloma Humano la causa de estas dolencias.
'Esto desata nuestra indignación e ira y le echa dos palas de tierra al caso para que no se sepa nunca la verdad sobre la razón de los sufrimientos de nuestras hijas', dijo Héctor Miranda, profesor de la Institución Educativa ‘Espíritu Santo’ y líder de una de las dos asociaciones de padres que se crearon en el municipio para defender los derechos de las niñas y sus familias.
Samira Peñaloza, madre de dos niñas afectadas con contaminación de plomo y aluminio en su cuerpo por lo que tuvieron que ser conducidas a tratamiento especial en Bogotá, dijo que la noticia del informe no les sorprende, que ya se esperaban una respuesta en ese sentido de parte del Gobierno.
Ella está convencida de que la aplicación de la dosis contra el virus es la responsable del deterioro de la salud de sus niñas. Incluso, tiene en su poder los frascos de las vacunas con los números de los lotes.
Asegura que fueron engañados, ella y su esposo Lizardo García, porque las autoridades de salud del municipio, según ella, les dijeron que solo vacunas de un solo lote se utilizaron en la jornada de marzo del año pasado.
'Ni brujerías ni marihuana'. De acuerdo con el testimonio de Samira, una de sus hijas se desvaneció una vez le aplicaron la primera dosis. Esa vez en el colegio le dijeron que había sufrido un bajón de azúcar. Luego vinieron más desmayos. Y los de otras niñas de ese colegio, que también fueron vacunadas. 'Esto no fue la tabla ouija, ni tampoco brujería, ni pudín de marihuana, ni agua contaminada, todo es por la vacuna, eso está comprobado con otras niñas de otros lugares del mundo que sufrieron sintomatologías iguales', dice el profesor Miranda.
María Verónica Romero, mamá de otras dos niñas afectadas, dice que sus hijas fueron desintoxicadas en Bogotá y que, aunque ellas ahora no sufren desmayos como antes, sí han presentado cierto deterioro en su salud.
'Una niña de 15 años pesando 34 kilos y sufriendo un brote extraño en la cara y el cuerpo no es cosa normal', agrega.
La romería de niñas desmayadas ya no se observa en las puertas del hospital. Los padres las atienden en sus casas.
Atendidas en casa. En las afueras del hospital Nuestra Señora de El Carmen no se ve la romería de familiares esperando la atención de sus pacientes, como hace unos meses. Ni tampoco se repite la escena dramática de las estudiantes desvanecidas ingresando a las volandas por la puerta de atención de emergencias.
'La gente ha aprendido a atenderlas en sus propias casas, porque lo que les hacen en el hospital no es mucho', dice el profesor Miranda.
Una joven que atiende un servicio callejero de venta de llamadas por celular, en frente del centro hospitalario, dice que en la noche del pasado domingo ingresaron 'como unas diez niñas desmayadas'.
'Mi hija usó muletas'. Mileth Bolaños, quien también tuvo a su hija de 15 años en Bogotá, bajo tratamiento de eliminación de plomo y aluminio en el cuerpo, dice que no entiende el propósito del Gobierno al dictaminar que no son las vacunas, 'porque la verdad es que nosotras no queremos dinero, como se ha dicho, lo que queremos es que les devuelvan la salud a nuestras niñas'.
Su hija Erlin está mejor, pero llegó a usar muletas para caminar. Desde noviembre lleva un control médico que se hace en Bogotá. 'Si dicen que es plomo en la sangre, entonces la pregunta es de dónde viene ese metal', dice confundida.
Ayer en la tarde, los representantes de las asociaciones defensoras de la causa de las estudiantes, ante el conocimiento del resultado de los exámenes realizados a más de 200 niñas, se reunieron para limar asperezas (han tenido diferencias durante el proceso) y adoptar una posición conjunta.