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En el Centro Histórico de Cartagena, alrededor del tradicional Parque Bolívar, durante cerca de un año y seis meses se volvió recurrente la imagen de una joven delgada, de pelo corto, y de apariencia descuidada. Solía estar descalza, a pesar de las altas temperaturas que maltrataban sus pies, y miraba hacia los cuatro puntos cardinales como quien busca algo que ha extraviado en algún lugar difuso.

La mujer, que se fue ganando el cariño de algunos de los visitantes asiduos del parque, pero que también convivía con la indiferencia de una inmensa mayoría de la gente, pronto pasó a ser conocida como 'la argentina'.

Se corrió el rumor de que no era de Colombia y, como tenía apariencia de extranjera, el calificativo de 'argentina', pasó a ser la forma que a alguien se le ocurrió para llamarla.

Ella arrastraba sus pies para desplazarse, cuando el hambre y el intenso calor la debilitaban, para ganarse algunos pesos haciendo mandados. Sin embargo, era de forma esporádica, razón por la cual los pocos alimentos que podía consumir eran producto de la caridad de unos cuantos.

Mientras tanto, con el paso de los días, debía arreglárselas para pasar sus noches debajo de bancas de parques o detrás de cualquier estructura de concreto que le permitiera atenuar las frías brisas nocturnas del Caribe.

Un encuentro que despejó el camino

Solo hasta hace dos meses, en medio de la rutina de bicicleta de una mujer que transitaba cerca del Parque de Bolívar, comenzó a labrarse el camino que le permitiría a aquella habitante de la calle darle un vuelco a la difícil situación que afrontaba.

Carmenza Jaramillo, una empresaria oriunda de Manizales que reside en Cartagena, se bajó de su bicicleta y se acercó para abordar a la mujer.

Alguien le dijo que era agresiva, que tuviera mucho cuidado, pero Jaramillo le restó importancia a la advertencia.

'Me llamaba la atención que, a pesar de las condiciones lamentables en las que estaba, daba la impresión de ser una mujer muy educada. Desde la primera vez que me le acerqué, le estuve haciendo seguimiento, y noté que, por ejemplo, si se comía algo, no tiraba la servilleta al piso. Ella buscaba la caneca y ahí echaba la basura', dijo Jaramillo.

Según Jaramillo, poco a poco se fue ganando su confianza, a tal punto que decidió llamarla por un nombre, aunque desconocía cuál era su verdadera identidad.

'La llamé Elizabeth. Cada vez que iba al Parque Bolívar la decía ese nombre y ella le prestaba atención a mi llamado. Le preguntaba si quería cambiarse de ropa o si quería asearse, para ayudarla en todo lo que estuviera a su alcance', manifestó Jaramillo.

Muy pronto, a la iniciativa de Jaramillo, se sumó un vendedor de tintos del Parque Bolívar, al igual que Erick Osorio, otra de las personas que se identificó con la causa. Sin embargo, ahora el principal objetivo consistía en localizar a la familia de la mujer.

Tras la gestión de Carmenza Jaramillo y de quienes decidieron colaborarle, la extranjera fue internada en un centro especializado de la ciudad, cuyos gastos fueron costeados por el Departamento Administrativo Distrital de Salud, Dadis.

La apariencia de la mujer comenzó a mejorar de manera ostensible. Su estado de ánimo también dio un vuelco positivo. Sin embargo, el paradero de sus allegados seguía siendo desconocido.

Establecen contacto con la familia

En diálogo con EL HERALDO, Carmenza Jaramillo dijo que, el pasado fin de semana, se trasladó al centro especializado en el que fue internada la extranjera y le preguntó, después de varios intentos fallidos, si recordaba un número telefónico o dirección, que le permitieran establecer contacto con sus familiares.

Jaramillo le entregó una libreta y un bolígrafo, que abrirían las puertas hacia el reencuentro de la mujer con sus familiares.

'Ella escribió un número telefónico y, de inmediato, hice la llamada para ver si se trataba de información real. Cuando logré comunicarme, me contestó una muchacha, y le expliqué la situación. Le desciribí las características físicas de ella y, en efecto, me dijo que sí era su familiar y que tenía un año y medio de estar desaparecida', dijo Jaramillo.

Añadió que 'la muchacha que me contestó se puso muy nerviosa, y me suplicó que no le colgara el teléfono. Yo la tranquilicé y le dije que no tenía ningún motivo para preocuparse, porque mi intención era ayudarles en todo lo que estuviera a mi alcance'.

Tras la emotiva conversación telefónica, Jaramillo conoció que aquella mujer a la que en el Parque Bolívar habían llamado 'la argentina', en realidad era de Barquisimeto, ciudad venezolana ubicada en el estado de Lara, de la cual había llegado procedente a Cartagena.

Se trataba de Delimar Luigi, de 40 años, a quien sus familiares habían buscado desde su desaparición, hace más de un año, luego de que saliera de su casa, con rumbo desconocido

Las calles de Barquisimeto habían sido empapeladas, en postes y otros puntos visibles, con la imagen de Delimar Luigi, e información para contactar a sus familiares. No obstante, sus paradero era un completo misterio, hasta antes de aquella llamada.

Delimar, según se conoció, padece de lagunas mentales, y las circunstancias en las que se trasladó desde Barquisimeto hacia Cartagena son un completo misterio. Sin embargo, ahora lo único que importa para su familia, es que pudieron encontrarla.

Heidy Liigi, hermana de Delimar, dijo que está muy agradecida con todas las personas que ayudaron para que pudieran establecer el paradero de su familiar, y se refirió al al anhelado reencuentro, que se dio esta semana.

'Me reconoció de inmediato y me manifestó que quería regresar a su casa. Me dijo: Heidy, me viniste a buscar, y que estaba muy feliz de verme. Fue un momento muy bonito. La estábamos buscando, y esta es una obra de Dios, que puso en el camino a las personas que nos ayudaron', dijo Heidy Delimar.

Sobre su hermana Delimar Luigi, dijo que solía hacer arreglos florales y bombones de chocolate, entre otras manualidades, que espera que retome una vez regrese a su hogar.

'Estamos muy agradecidos con todas las personas que ayudaron a Delimar. Con la señora Carmena Jaramillo, el señor Erick Osorio, el señor del tinto y con todos los de la plaza. Estamos haciendo todos los trámites para llevarla a Venezuela, como corresponde', puntualizó.