Compartir:

Durante años, Juan Carlos soportó los insultos y agresiones físicas de su mujer, que cada vez le exigía mejores condiciones de vida. Cuando comenzaron su relación él tenía un trabajo informal, que apenas le daba para llevar el sustento a casa, después consiguió empleo en una compañía minera del Cesar y cuando creyó que le sonreía la felicidad, llegó su calvario.

La mujer que amaba y madre de sus dos hijos, con el cambio de los ingresos, se volvió más exigente, lo celaba y empezaron las discusiones, que después se convirtieron en insultos y luego en golpes por parte de ella. Juan Carlos, en varias ocasiones, guardó silencio, hasta que por fin decidió dejarla. 'Me hacía escándalos, me pegaba y llegó un momento en que sentí hasta temor por mi vida', dijo. Hoy él vive en casa de sus padres, distante de su excompañera.

Este es uno de los casos de violencia intrafamiliar en Valledupar donde la víctima es el hombre. Es una generalidad lamentable que las mujeres sean las víctimas de agresiones por parte de sus esposos o compañeros sentimentales, sin embargo, poco se sabe de los hechos donde ellas son las que golpean a sus parejas, conducta que al salir a la luz pública, casi siempre, convierte al afectado en sujeto de burla.

En la capital del Cesar han hecho marchas y protestas, existen organizaciones de defensa a la mujer, campañas que enseñan que a ellas no se les pegue ni con el pétalo de una flor, y así debe ser, pero también hay una situación que aún no ha sido dimensionada, tal vez por la vergüenza o el machismo que prevalece en los hombres que, como las mujeres agredidas, no denuncian sus casos.

Seis casos por mes

Lo poco que ha trascendido cuando los agredidos no soportan más es que ellas arremeten con todo. Objetos contundentes, corto-punzantes y hasta agua caliente hacen parte de los elementos con que las mujeres ejercen la violencia hacia sus parejas.

De esto dan cuenta los casos, que, en promedio, son seis por mes, que llegan a la Casa de Justicia del barrio Primero de Mayo en Valledupar, donde atienden a gran parte de la población. 'De la violencia entre parejas, el 97% las víctimas son mujeres; el 3% restante son hombres que se han atrevido a romper su silencio', explica Íngrid Paola Jaimes, comisaria primera de Familia.

'Estamos en una cultura machista. El hombre maltratado, la mayoría de las veces, se queda callado por pena o para evitar las burlas, pero la situación es tan grave como el caso de las mujeres. Aquí el trato es igual, sea quien fuere la víctima', dice la funcionaria.

Dos rutas de atención

Hasta hace poco la agresión de las mujeres contra los hombres había permanecido oculta. 'En algunos casos no quieren mostrar debilidad ante la comunidad, pero cuando la situación se les sale de las manos, porque ya hay ataques graves como puñaladas, cortadas profundas, ahí sí denuncian', señala la comisaria Jaimes.

Explica que han atendido casos de hombres que piden que sus mujeres no se le acerquen por los maltratos. Dependiendo de la severidad del caso han diseñado dos rutas, una de protección en la que llaman a la pareja a una audiencia, tratan de que lleguen a un acuerdo que ponga fin a la violencia intrafamiliar, pero muchas de estas personas quieren seguir conviviendo.

Entonces hacen que firmen un pacto de no agresión, les dan charlas con una sicóloga y, si lo requieren, los remiten a tratamiento terapéutico en sus respectivas EPS.

La otra ruta es darles atención con trabajo social, también buscan que haya una conciliación y a la pareja le dan pautas de convivencia, detalla Jaimes.

Difícil de atender

Por los casos atendidos los expertos han encontrado que los denunciantes son agredidos en la propia Comisaría de Familia, delante de los mismos funcionarios que quieren arreglar la situación.

'Aquí llegó un joven que puso la queja del maltrato, llamamos a su compañera y la reacción de ella fue golpearlo con su celular en la cabeza. Otras se llenan de histeria, gritan y amenazan a sus maridos, quedando evidenciado que realmente son personas agresivas', precisa la comisaria.

Carmen Leonor Álvarez, sicóloga que lleva 17 años atendiendo casos de violencia intrafamiliar, reconoce que son poco frecuentes las denuncias de los hombres, pero cuando llegan tienen la misma ruta de atención que las mujeres.

Explica que generalmente los hombres agredidos registran una baja autoestima, carecen de amor propio o no se sienten capaces de liderar el hogar. Además, existe otro factor: en algunos casos es la mujer la que trabaja o gana más que ellos, y esto los hace 'sentirse inferiores'.

Además existe la celotipia, donde las mujeres arremeten contra sus esposos o compañeros en momentos en que están indefensos, dormidos o descuidados. Han atendido casos de hombres quemados con agua y hasta aceite calientes.

'Lo que buscamos aquí es la igualdad en la convivencia, en lo humano, que tanto hombres como mujeres se respeten, se valoren y ninguno de los dos sean protagonista de violencia intrafamiliar', precisa la sicóloga Álvarez.

Cifras de Medicina Legal

Un informe del Instituto de Medicina Legal dice que la violencia de pareja afecta primordialmente a las mujeres. El 87,21% de las víctimas valoradas por maltrato de parejas son mujeres.

La unión libre ha permanecido invariable en los últimos años como el estado conyugal de mayor frecuencia en víctimas de maltrato físico.

El estudio revela que el motivo de la violencia contra la pareja, en el 96,50%, y que desencadena el maltrato es la intolerancia, seguido de los celos. Determinó que hay lesión en el 81,49% de los dictámenes, debido a que la violencia de pareja, al igual que en los otros tipos de maltrato intrafamiliar, son eventos de tipo impulsivo, se realiza principalmente con elementos contundentes y corto-contundentes.

Las partes del cuerpo más afectadas son las manos, los pies y la cabeza.