De nuevo la academia y la comunidad científica están en alerta ante la posibilidad de que el presupuesto para la ciencia, la tecnología y la innovación se vea recortado para 2016. Esta vez ya no es un rumor sino un hecho cierto que en el presupuesto la tijera será de un 20%, según el proyecto que ya está en poder del Congreso.

Cuando se dan este tipo de situaciones, la reflexión que surge es que quizás uno de los mejores ejemplos para estudiar la complejidad de los sistemas es la economía de un país, que va desde la mesada de un niño en la escuela hasta los recortes del presupuesto nacional. Parece la sumatoria de interacciones infinitas de un indefinido número de personas y recursos, que en determinado momento cambian la trayectoria de cualquier objeto en movimiento. Acá parecen sobreponerse las consideraciones de lo macro sobre algo tan micro pero a la vez para el avance de un país como la ciencia y la innovación.

Por más de 20 años el país construyó un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), un sistema complejo donde interactúan investigadores de diferentes áreas del conocimiento, con programas de desarrollo prioritarios y en articulación con la industria y el Estado. Un sistema silencioso y modesto que trabajó año tras año con recursos limitados, pero con la convicción de que a futuro el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) sería cada vez más, como lo sugerían la Misión de Sabios y los documentos de análisis de la OECD, una institución fortalecida para el fomento de la investigación.

Un ejemplo reciente de la importancia del SNCTI es el nuevo Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación(MIDE) del Ministerio de Educación, en el cual una de las dimensiones que cuantifica la calidad de una institución educativa es la investigación, representada en el número de investigadores y en los artículos, citas, patentes, obras artísticas y coautorías internacionales que un docente obtenga en un año. Sin embargo, lo más preocupante es que no será viable a futuro sin una adecuada y continua asignación de recursos al fomento de la investigación por parte del Estado.

El presupuesto para Colciencias está lejos de lo que destinan EE.UU. y la Unión Europea a sus investigaciones: 2.7%y 2.3% de su PIB, respectivamente. El 0.2% de Colombia ni siquiera nos permite ser referente en América Latina. De aprobarse como está el presupuesto, apenas habría 270.000 millones de pesos, esto es unos 66 mil millones menos de los que se asignaron para 2015, un golpe duro para la ciencia básica, que es la que genera el insumo del conocimiento.

Para Asiesca resulta preocupante esta decisión, y por tanto suma su protesta al manifiesto de académicos,científicos y gestores del conocimiento y de la innovación que han dicho que resulta contrario al sentido común que se marchiten los recursos para un área llamada a darle un giro al desarrollo industrial del país.

*Presidente Asiesca