El número de niños y jóvenes adolescentes en el mundo que han dejado la escuela, o no han tenido la posibilidad de acceder a la educación, continúa creciendo de manera preocupante. Según el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo, elaborado por la Unesco, 65 millones de adolescentes de edades entre los 12 y 15 años, así como 59 millones de niños, de 6 a 11 años, están fuera de cualquier centro educativo.

A pesar de que gran parte de esta población que vive en condiciones de vulnerabilidad está ubicada en áreas que han sido afectadas históricamente por problemáticas sociales, hay cifras inquietantes para América Latina: 24 millones no podrán acceder a la educación, de los cuales el 36% está ubicado en esta parte del continente. Desde nuestro trabajo y experiencia en Ayuda en Acción siempre hemos creído que es prioritario apostarle a la educación y no dejar pasar por alto las tendencias de la actual coyuntura.

Uno de los ejes de reflexión revelado por este estudio da cuenta de la necesidad de incrementar las inversiones si se quiere asegurar la escolarización en los próximos 12 años, en las naciones de ingresos bajos. El mismo estudio de la Unesco dio a conocer que los países donantes deben incrementar su ayuda en un 600%; se necesitan específicamente 39.000 millones de dólares para garantizar la educación de niños, niñas y adolescentes.

Sumado a esto, en días pasados el mundo conoció el diagnóstico de avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que ha mostrado un progreso importante en diferentes campos y ha servido para movilizar fuerzas y generar estrategias de desarrollo eficaces.

Sin embargo, los resultados no dejan de lado los abismales desafíos que aún persisten en materia de reducción de la pobreza extrema, tasa de mortalidad infantil, desigualdad, discriminación de mujeres, entre otros. Es hora de aunar esfuerzos para propiciar cambios estructurales, que contribuyan a la calidad de vida de la población infantil.

En materia de educación, considero fundamental que todas las organizaciones trabajen de manera articulada y aúnen esfuerzos para garantizar el acceso a la educación. Esta labor requiere de una intervención integral que plantee soluciones a la problemática desde diferentes dimensiones.

En el caso específico de Barranquilla hay ejemplos de éxito que pueden ser replicados en cualquier otra región del país y que son referentes de cómo un trabajo mancomunado genera resultados extraordinarios. Desde hace 6 años, la ONG española Ayuda en Acción trabaja en alianza con la Fundación Pies Descalzos, en el desarrollo de un modelo de intervención integral que ha beneficiado cada año a 1.437 estudiantes del corregimiento La Playa.

Los ejes estratégicos de actuación son: calidad educativa, nutrición y herramientas para la vida. Transversal a esto, se ha querido posicionar la escuela como un centro de desarrollo comunitario, dejando como resultado un crecimiento en calidad de vida para niños, niñas, adolescentes y comunidad en general.

La apuesta de Ayuda en Acción es prestarle especial atención a la educación en zonas rurales, generando un entorno protector y un motor de desarrollo rural integral.

*Directora de la ONG
Ayuda en Acción Colombia