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En este valle, que mas que lagrimas es de ironías, tiraderas y chistecitos, como que no, se nos quiere poner un calzonete, preguntándonos si en el béisbol de los viejos tiempos (y de una vez se cubren como los boxeadores defensivos diciendo 'usted perdone, don Chelo, pero es que todos los colegas de sus viejos tiempos ‘estiraron la pata’ (¡hombre, respeten!) y el único que queda es usted, y de ahí la preguntadera a la cual se ve usted sometido' – nos dijeron, no sabemos sin con burlitas al fondo y seriedad de circunstancias), pero queremos saber si en aquella época había 'chambranas' entre protagonistas beisboleros.

¿Qué si las había, preguntan ustedes? Aunque ustedes no tienen edad para haberlas presenciado y no hayan leído nada porque a los plumíferos microfoniferos el pasado no les interesa en lo mas mínimo, contémosle que sí las hubo y grandes para que se viera.

Empecemos por una que no vimos, porque gateábamos en aquellos días o teníamos unos 4 ó 5 años y a esa edad nadie responde por nada. Pero hubo una de marca mayor, entre el ‘chief umpire’ Nicolás Rosanía y el Hermano Pedro, alma y nervio del equipo Biffi, quien presenciaba los juegos en el propio ‘dug-out’ del equipo bifeño.

La pelotera verbal fue grande por un fallo que Nick dio en el plato, poniendo ‘out’ a Samuel Navarro, quien actuaba de ‘pitcher’ y corría las bases.

Y comenzó el intercambio de dicterios entre el ‘chief’ y el Hermano Pedro. La situación se puso tan tensa que Rosanía les ordenó a dos agentes de policía que sacaran al Hermano Pedro del ‘dug-out’ y lo mandaran a las gradas. Imagínense la ‘marañita’ para el par de chapoles. Por supuesto, no se atrevían a proceder, mientras el Hermano Pedro le decía a Nick Rosanía hasta zambacanuta. Y el Hermano Pedro, que debió haber sido expulsado, resulta que no solo era el amo y señor del equipo Biffi, sino también del estadio Juana de Arco, construido por él. ¿Cómo sacarlo? ¡Los fósforos!, dicen los cubanos, pero la regla no admite personas extrañas – al menos aparentemente – con el Hermano Pedro en sotana y reglamentariamente Rosanía tenía la razón, aunque los policías no le colaboraron.

Eso fue en el año 'UPA', pero la gresca que desató el jonrón contra Bolívar en 1935 cuando los Juegos Nacionales, también fue gorda, Como gorda la que le armaron los peloteros de Atlántico a un ‘chief’ bolivarense en aquel campeonato nacional del año 52 ó 54 contra Magdalena en el Tomás Arrieta, que sacó de casillas de tal manera a los peloteros atlanticenses, que uno de ellos aprovechó que tenían rodeado al ‘chief’ y le partió la cabeza con un batazo, acto repudiable e injustificado como le quisiera medir. Ya espacio no tenemos para dar tantos detalles como tuvo aquella ‘chambrana’ fenomenal, como lo fue el fallo del umpire. Una decisión absurda, como pocas hemos visto que se le pueda igualar.

Palestra deportiva

Por Chelo De Castro c.