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En los viejos tiempos del grandioso fútbol barranquillero y el mismo que le hacía ‘morder el tablón de la derrota’ a una decena de equipos caribeños y suramericanos y –vaya infortunio deportivo– no hubo un periodista deportivo de aquella época que lo escribiera para la posteridad, se decía entonces que un tiro de esquina dizque 'era medio gol'. Por supuesto que no era mas que una simple exageración, porque aquel corner era una lucha entre cinco por cada bando, pues por aquel entonces se jugaba con cinco delanteros. Y delanteros ‘pa alante’, no ‘pa alante y pa atrás’, como ahora, que cuenten las veces que le pasan la pelota a su arquero, apenas se ven en apuros.

Hombre, a través de los recuerdos tan emotivos nos hemos desviado del objetivo central de esta croniquilla, como es que nos refiramos a ‘las bellezas’ de Junior, que botaron nada menos que 3 goles, como si en los entrenamientos no estuviera incluido los disparos desde los 12 pasos. Si en vez de ser un chiquillo en aquellos años 30 ya estuviéramos de pantalones largos y hasta estrenando periodismo deportivo, le habríamos preguntado a esos que decían que un 'corner era medio gol', ¿qué era entonces el cobro de un penalty con pelota inmóvil y nadie que se opusiera, a excepción del arquero?

Eso tenía que ser –digamos o calculamos en proporción a lo anterior– algo así como 95 % o 97 % gol. Y crean los que no tienen edad ni para oler un tablón del Estadio Moderno que disparos desde el punto penal eran pan comido. Por mucha memoria que tengamos o que hemos tenido en aquellos tiempos no se veían penaltys fallidos. Tenía que haberlos, pero que eran una minoría hasta ridícula no le quepa duda a nadie. A muchos amigos maduros pero no vejetes como este columnista, que cuando José Escorcia vino del torneo nacional con su equipo de Medellín en el campeonato departamental no le pudieron meter un gol en la primera vuelta. Y en la segunda, en el primer partido, su club el Juventud le ganó al Unión Colombia 4 a 2 y los dos goles fueron sendos penaltys, uno cobrado por Gabrielito Díaz Granados y el otro por Néstor Ochoa, cobradores que no fallaban un penalty ni con 3 medias de ron blanco entre pecho y espalda. Y miren a estos ‘bagres’ de Junior botando 3 en un partido. En tiempos de Hitler los habrían fusilado.

Bueno, ya dejando la tomadura de pelo, el balón de hoy tiene parte de la culpa. No por su tamaño, ni por poco peso, sino por los arabescos que le han puesto los fabricantes, causa de tantos shuts desviados o elevados. El pateador de antaño podía pegar al balón donde quería pegar: abajo para elevarla un poco, en la mitad para mandar la bola a mediana altura y o pegarle al balón un poco arriba, que a la fija salía una roleta.
Ese rollo de película no se puede ahora, con las morisquetas que le hacen al balón. El pateador simplemente le tira al balón; si sale, bien y si no, también…

Por Chelo De Castro C.