En los últimos años, la discusión acerca de la presencia de la enfermedad holandesa en la economía colombiana ha estado presente en la agenda mediática. La preocupación parte del aumento que ha tenido la producción y exportación nacional de petróleo y otros combustibles, lo que incentiva la llegada de dinero del exterior hacia este sector específico y podría generar efectos negativos en la apreciación del peso colombiano.
Esto es un riesgo para la competitividad del país, pues al mismo tiempo sectores como el manufacturero y agropecuario han perdido importancia en la estructura económica. Durante el primer semestre de este año, la economía colombiana registró un déficit en la balanza comercial de USD1.188,8 millones, producto del crecimiento de 6,1% en las importaciones, que alcanzaron los USD30.600 millones, debido en gran parte al aumento de las importaciones de combustibles y productos de las industrias extractivas (27,9%).
César Corredor, profesor de la Maestría de Economía del Uninorte y director de Economía de la Universidad de La Salle, Bogotá, comenta que los efectos de una posible enfermedad holandesa se observan por los aumentos en los precios de las exportaciones de los commodities minero-energéticos en la última década y la entrada de capitales atraídos por las perspectivas de estos sectores en Colombia.
'La inversión financiada a través de estos recursos externos incrementó de forma notoria la producción y las exportaciones de los sectores con auge de precios, con lo que tanto la cuenta de capitales como la cuenta corriente del país han aumentado su dependencia de los sectores mineros energéticos', dice.
Equipos para escaneo de contenedores en la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena.
De modo que, comenta, se ha producido un incremento notable en la oferta de dólares que reduce el precio de la divisa, a pesar de los esfuerzos del Banco de la República por neutralizarlo.
La consecuencia a mediano plazo de este fenómeno sería la desindustrialización del país, según Jahir Lombana, director académico de la Escuela de Negocios de Uninorte, quien agrega que la dependencia de un sector como el petróleo afecta a otros sectores. 'El petróleo llegó en pocos años a alcanzar el aporte del PIB que ha tenido históricamente el agro (8%), además le corresponde más de un tercio de los ingresos de la balanza de pagos: 85% de la inversión extranjera directa y 70% de las exportaciones del país'.
Hay que tener en cuenta que el sector extractivo tiene un aporte bajo en empleo directo: menos de 250 mil. De seguir esta situación las consecuencias para el empleo podrían empeorar. 'La recomposición a favor de actividades extractivas y de servicios y comercio afecta la generación de puestos de trabajo, que es mucho mayor en la agricultura y la manufactura por las características productivas de estos sectores', anota Corredor.
Revaluación y competitividad
La competitividad del comercio exterior del país es una de las grandes preocupaciones que genera la revaluación. El encarecimiento del peso hace más costosos los productos colombianos en el exterior y reduce los ingresos en pesos que reciben los exportadores.
El efecto de la revaluación se ha sentido más en los últimos años tras los procesos de apertura económica que el país pactó a través de diversos TLC. De ahí la caída de las exportaciones industriales y agropecuarias en los últimos años.
Para Lombana, este es un síntoma de la enfermedad holandesa. 'Si las divisas no se trasladan a otros sectores productivos o si tampoco se traducen en importaciones (que liberan divisas) difícilmente se puede salir de la enfermedad'. La productividad de los sectores manufacturero y agropecuario, agrega Lombana, no logra compensar la pérdida de competitividad, así que los efectos en el aumento del desempleo no se harían esperar.
Sin embargo, la revaluación del peso no se puede explicar solo por el comportamiento del sector extractivo, según Silvana Insignares, directora del Observatorio de Comercio Internacional de Uninorte, también ha influido que Estados Unidos desde 2008 haya relajado su postura monetaria, lo cual ha incidido en el incremento de los niveles de la divisa en el mercado.
'El Gobierno nacional deberá asumir su responsabilidad en la construcción de una política industrial seria, que propenda por la recuperación del sector y la generación de cadenas de alto valor agregado para convertirse en un sector competitivo', concluye Insignares. La primera tarea será diversificar las exportaciones para no depender de un solo sector.
Inversión y revaluación
Recientemente, se ha experimentado un crecimiento en la compra de deuda denominada en pesos por parte de inversionistas externos, producto de la decisión de JP Morgan Chase de incrementar la proporción del peso colombiano en el GBI-EM Global Diversified index de 3,24% en marzo hasta 8,8% en septiembre. Esta decisión resulta de la calidad de la deuda pública que ha recibido el impacto de mejoras en manejo institucional, así como el crecimiento en los ingresos del Gobierno.
'Vale la pena decir que no todo lo que ocurre dentro de un proceso de enfermedad holandesa es negativo, hay un incremento en ingresos que bien manejado puede tener consecuencias muy positivas', señala César Corredor, profesor de la Maestría de Economía del Uninorte. Los ingresos del auge minero-energético han tenido un impacto positivo sobre el déficit fiscal y la deuda pública, pero también ha sido el principal factor detrás de la revaluación del peso.
Reducción en industria y agro
Entre 2001 y 2007, la economía creció en promedio 4,5%, mientras que entre el 2008 y el 2013 esta cifra fue de 4,1%. Sin embargo, el sector agropecuario tuvo entre 2001 y 2007 un crecimiento en promedio de 3,1%; en 2008 y 2013 cayó a menos de la mitad (1,34%).
Igualmente, la industria pasó de crecer 5,2% en promedio entre 2001 y 2007 a 1,6% entre 2008 y 2013. Contrario a esto, el sector de actividades extractivas tuvo un crecimiento negativo entre 2001 y 2007, mientras que a partir de 2008 el promedio de crecimiento es de 9,3%.