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La Región Caribe presenta serios problemas asociados a la seguridad alimentaria. En 2010, la Encuesta Nacional de Situación Nutricional reportó que el 58,5% de los hogares de la región padecía de inseguridad alimentaria. Uno de los aspectos relevantes para entender esta situación tiene que ver con los mecanismos por los cuales se hace posible la disposición de alimentos en los hogares.

El Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP) y el Centro de Consultoría de Uninorte realizaron un estudio focalizado en los flujos de alimentos en once municipios de los departamentos de Bolívar (El Peñón, Magangué, Mompox y Pinillos) y Magdalena (El Banco, Pijiño del Carmen, Pivijay, Plato, Sabanas de San Ángel, Salamina y Tenerife).

El estudio, que es cofinanciado por la Unión Europea, contó con la participación de pequeños productores, minoristas, mayoristas, transportadores y funcionarios públicos. Las pesquisas permitieron preparar una estrategia territorial orientada al fortalecimiento de la asociatividad para pequeños productores agropecuarios. Esta estrategia consta de un modelo departamental de abastecimiento que desde el marco legal permite a los productores una mejor articulación con el Estado y el sector privado.

De acuerdo con José Luis Ramos, profesor del IEEC de Uninorte y director del estudio, se busca proponer un sistema que facilite de manera efectiva el encuentro entre la demanda y la oferta de alimentos, privilegiando el acceso a los pequeños productores como soporte de la seguridad alimentaria de la región del Bajo Magdalena.

En efecto, los principales problemas que se le presentan a los pequeños productores encuestados son: la sequía y lluvias (61%), inestabilidad de precios (13%), asistencia técnica (10%) y otros (10%). Aspectos que afectan la disponibilidad de alimentos en una región, que aparte de la producción local para satisfacer una dieta básica (yuca y maíz, por ejemplo), depende de la provisión de otras regiones o centros mayoristas de importancia regional.

Dentro de la región también se identificaron falencias asociadas a la infraestructura de producción y comercialización de alimentos. Factores considerados como generadores de márgenes de intermediación y de concentración de poder de mercado, cuyas manifestaciones se remiten a bajos precios recibidos por los pequeños productores.

Otro de los aspectos identificados está relacionado con la informalidad presente en los procesos de producción y comercialización de alimentos, carácter que deriva en bajos ingresos, sobre todo, a los pequeños productores.

Recomendaciones

El estudio recomienda la constitución de un Sistemas de Abastecimiento y Distribución de Alimentos (Sada) para la región del Bajo Magdalena, con el cual se busca desencadenar un proceso progresivo de transformaciones económicas, sociales y el fortalecimiento institucional de cada municipio e integrar a los diferentes actores locales (pequeños productores locales, minoristas, transportistas, intermediarios, alcaldías locales, gobernaciones, empresarios, etc.), con el objetivo de mejorar los niveles de vida y bienestar en las comunidades rurales.

En términos de política pública, el Sada propuesto busca facilitar el acceso a una canasta básica de alimentos en condiciones de bajo costo y buena calidad, considerando la articulación eficiente y coordinada de los agentes del sistema de abastecimiento y distribución de alimentos.

Se espera que el Sada tenga implicaciones sobre los precios, a través de una reducción en los márgenes de intermediación, debido a que se organizan de mejor forma los procesos de comercialización de alimentos. Además los sistemas de abastecimiento contemplan una estrategia de aumento de la producción agropecuaria del pequeño productor, lo que implica una reducción en los precios para el consumidor.

Para la adecuada implementación del Sada es necesario garantizar condiciones mínimas en lo concerniente a infraestructura, como mejoramiento de vías terciarias, construcción de centros de acopio, adecuación o construcción de mercados públicos y riego; transformar las prácticas productivas a partir de la adopción de sistemas de información de producción y abastecimiento de mercados, buenas prácticas agrícolas y ganaderas, asistencia técnica y fomento de la asociatividad y la formalización, con el propósito de agregar valor y aumentar la disponibilidad de alimentos en la región.

'El principal reto está en las carencias institucionales a nivel local, que deben ser superadas en tanto debe lograrse una articulación adecuada entre los comités departamentales de seguridad alimentaria y los municipios', según afirmó Mario Soto, experto en Mercados Agropecuarios y consultor del proyecto.

Integración público privada

Para la efectiva construcción e implementación del Sada regional es importante la interacción entre los diferentes actores políticos y privados que participan en la estructura. Uno de los actores que tiene un rol vital en el proceso es la alcaldía municipal, que será la encargada de la dirección, planificación, organización, estructuración, articulación y ejecución del Sada. Tiene como principal rol la coordinación de acciones de política, al igual que la gestión de recursos necesarios para el funcionamiento y sostenibilidad del sistema. Entre las responsabilidades más importantes se encuentran: elaborar la política pública relacionada con la Sada, la provisión de servicios o infraestructura, promover las compras locales, facilitar la integración empresarial con los pequeños productores y favorecer las condiciones de producción de los pequeños productores, entre otras.