Compartir:

En la rueda de prensa del martes pasado en Bogotá, el vicefiscal Jorge Perdomo Torres habló categórico y sin rodeos: 'Este es un golpe contundente a una de las empresas criminales más grande y mejor organizada que operaba en la Costa Atlántica'.

Se refería a las capturas de 14 personas ligadas al círculo íntimo --familiar y administrativo--, de la poderosa y temida empresaria del chance Enilce López Romero, conocida como ‘la Gata’, que por primera vez eran vinculados a una investigación por concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito y lavado de activos, provenientes del narcotráfico.

Sus razones tendría el alto funcionario judicial para hacer tamaña afirmación de manera abierta y segura, cuando apenas se producían las primeras capturas y la gente no dejaba de sorprenderse por lo que sucedía contra las cabezas visibles del emporio comercial, que dominó durante más de 10 años el negocio de las apuestas en la región Caribe.

De acuerdo con la investigación, a través de esta actividad solo entre 2002 y 2007 se realizaron operaciones de blanqueo de dinero del orden de los 442 mil millones de pesos a los narcoparamilitares Salvatore Mancuso y Diego Vecino.

Entre los motivos que tal vez tuvo el vicefiscal Perdomo para decir lo que dijo ante los periodistas está un detalle que se recordó en ese momento: que la investigación data de 2009, bajo dirección inicial de la DEA de Estados Unidos.

Este expediente fue abierto por la agencia antidroga estadinense con base en un reporte de la Infantería de Marina, que en 2004 incautó un computador del entonces jefe paramilitar Úber Bánquez, alias Juancho Dique, en su campamento de Ñanguma, corregimiento de Marialabaja. Allí figura el nombre de Enilce López como la segunda al mando financiero del bloque Héroes de los Montes de María, al mando de Mancuso y Vecino.

Por antecedentes la sola mención de las siglas del organismo norteamericano en este tipo de procesos da para pensar que, en caso de condena, lo que viene enseguida es el pedido de extradición de los implicados. Y es que el envío al país gringo del grupo de la Gata puede ser probable incluso si no se logra la condena en Colombia, pues el tratado contempla solicitudes con solo tener en Estados Unidos una acusación formal, el famoso indictment.

Desvalorizada

Aunque la extradición se ha ‘desvalorizado’, pues poderosos capos colombianos en breve tiempo han estado de vuelta a casa tras ser enviados a Estados Unidos (caso reciente el del Tuso Sierra y un poco antes el de Víctor Patiño Fómeque, del otrora cartel de Cali, para mencionar solo dos); no deja de ser una decisión judicial atemorizante, sobre todo para gente que ha venido gozando de los privilegios de las riquezas que ostentan: poder, lujos, excentricidades, relaciones, y un largo etcétera entre el que está hacer lo que les da la gana.

De todas maneras no todo está dicho, toca esperar el curso de la investigación. Este es un proceso que apenas comienza y lo que se avecina es una auténtica y prolongada batalla jurídica como para alquilar balcón.

Ya el clan Alfonso-López definió y armó su batería defensiva con el prestigioso abogado de la élite jurídica bogotana Iván Cancino, que para empezar logró detener el avance de las diligencias jurídicas contra sus defendidos, y darse tiempo en el análisis de las piezas en su contra, y desde luego fundamentar la defensa. El proceso se reanudará el 18 de este mes.

¿Y de dónde salió Enilce López?

Enilce del Rosario López Romero cuenta con 61 años, nació en El Naranjal, una vereda desconocida del municipio de Sucre (Sucre).

Su esposo es el expolicía Héctor Julio Alfonso Pastrana, de Tena (Boyacá), (capturado el lunes), con quien tuvo tres hijos: Jorge Julio Alfonso López, exalcalde de Magangué (2003-2007), preso y procesado actualmente por dos homicidios; José Julio Alfonso, ‘Pocho’, también capturado el lunes. Pianista de un grupo musical y coleccionista de motocicletas; y Héctor Alfonso, exrepresentante por el Partido Conservador, y senador vigente por el partido PIN.

López asegura que en su juventud estuvo a punto de vestir los hábitos de monja en un convento, pero por razones económicas tuvo que renunciar al noviciado. Esta ‘cercanía’ con Dios la ha utilizado para defenderse, y decir que 'no es capaz de hacerle daño a nadie'.

Entra al negocio del chance

Al negocio del chance entró a comienzos de los 80 en Magangué, donde creó la empresa de apuestas ‘El Gato’, nombre del que la gente tomó el apelativo para llamarla la ‘Gata’. Antes de esta actividad vendía rifas callejeras, y fue dueña de la compra-venta Enilce, en la que negociaba oro que compraba en las poblaciones mineras del sur de Bolívar, entre estas Tiquisio, Montecristo y el área rural.

'Ella viajaba en un Johnson de pueblo en pueblo por la ribera del río comprando oro', reveló una vieja clienta suya. También fungía como pitonisa, y esos viajes los aprovechaba para leerle el tarot a la gente en los puertos, dijo la misma fuente.

Al frente de apuestas el Gato llega a Barranquilla en 1998, cuando el negocio se le conocía folclóricamente como ‘la bolita’, y estaba en poder de muchas organizaciones desperdigadas por toda la ciudad y el departamento. Se recuerdan la célebre Manito, de Ricardo Jiménez; Carrascal Hermanos (de Efraín, asesinado; Édgar, Ariel); HRivero, de Hugo Rivero; Hermanos Solano, Apuestas Ochoa, entre otras.

Comenzó la fusión

Un año después de entrar a la capital del Atlántico, lideró un proceso de fusión de todos los operadores del juego. La propuesta no cayó bien, pero los empresarios de ese entonces, que piden el anonimato, recuerdan que hubo mucha intimidación. Como nota curiosa este proceso estuvo marcado por muertes como la de Dagoberto Enrique González Martínez, propietario de apuestas El Carpintero, ocurrida en julio de 1999.

En ese mismo mes y año también fue asesinado Efraín Carrascal Numa, de la empresa Carrascal Hermanos. Al final Enilce López logró agrupar a todos los manejadores de la ‘bolita’, y el 22 de noviembre del 2000 conforma Uniapuestas, bajo la escritura pública 4184 suscrita en la notaria 10 de Barranquilla.

Casi enseguida les compró las acciones a cada uno de los socios, y quedó como dueña absoluta del negocio. Con Barranquilla consolidó su reinado del chance en la Costa, pues ya tenía las operaciones en Cartagena (Unicat), Santa Marta (Aposmar), y Sincelejo (Aposucre).

En las recientes licitaciones en Barranquilla y Cartagena, perdió el control con Superservicios de Nariño y Red de Servicios de Occidente, y Servicios de la Orinoquía y el Caribe; y aunque se ha rumorado que estas dos empresas también hacen parte de su conglomerado, los representantes de las mismas lo han desmentido de manera tajante, y tampoco se ha podido comprobar legalmente. Enilce del Rosario López Romero es sin duda una leyenda ya, para bien o para mal.

El martes las apuntadoras del chance que protestaban en el Centro de Barranquilla porque la nueva empresa aparentemente no les quiere reconocer porcentajes de ganancia, se lamentaban de que ella no estuviera ya al frente del negocio. 'Con doña Enilce esto no nos estuviera pasando, estamos seguras de eso', coincidían.