Santa Marta. La llegada hace 18 meses de la coronela Sandra Vallejo Delgado como comandante de la Policía de Santa Marta rompió paradigmas.
En eso coinciden algunos miembros de la institución y de la comunidad samaria al referirse a la primera mujer que llegaba a ese importante cargo que por tradición ha sido ejercido por hombres.
La oficial,oriunda de San Juan de Pasto, reconoce que si bien es muy susceptible sobre todo ante el sufrimiento ajeno, también es de mano fuerte y recio carácter cuando se trata de impartir orden y justicia.
'Hay tres cosas que para mí son fundamentales en el ejercicio de mi profesión, no perder la sensibilidad, tampoco la humildad y no fallarle a Dios', asegura la coronela, casada con el también coronel (r) del Ejército ingeniero Óscar López Sánchez, de cuya unión nacieron Carolina, de 20 años, Daniela, de 16, y Óscar Sebastián, de 15.
En sus ratos libres, que son pocos, como ella lo asegura, los dedica por completo a su familia.
Vallejo se siente orgullosa de haber disminuido los índices de delincuencia en Santa Marta al señalar que: 'He sacado de sus madrigueras a los bandidos'.
Equidad es clave
Para la oficial, la palabra equidad es clave en el desarrollo de sus tareas ante la sociedad y en este sentido considera que el ser mujer no le resta méritos para ocupar el cargo que asumió el 15 de noviembre del 2014.
La coronela considera que la mujer de hoy está para aportar tanto o más que los hombres en el desarrollo social del país, por eso dice no asombrarle ver a su género en posiciones importantes en el ámbito político, público, empresarial y de otros sectores.
Admite, por ejemplo, que en el caso de la Policía Nacional, el proceso de incorporación femenino es cada vez mayor. 'Es más, el futuro de la Policía de Tránsito va camino a ser solo mujeres', comentó.
Además sostiene que 'somos menos susceptibles a la corrupción. Somos constructoras de equidad y de una sociedad que necesita de buenos desempeños', precisó.
Dice que su ejemplo profesional es su hermano Javier Alberto, un oficial del Ejército.
Leidy Rodríguez y Ana Marcela Mendoza, de la Unidad de Reacción Inmediata.
Otras dos valerosas
Al igual que la comandante de Policía de Santa Marta, otras dos mujeres se destacan en esta institución de la capital del Magdalena. Ellas son Ana Marcela Mendoza González y Leidy Katania Rodríguez Andrade, adscritas al grupo de reacción inmediata, de la Metropolitana, que hasta hace poco era una unidad establecida exclusiva para los hombres.
Por su oficio de enfrentarse a quienes intentan alterar el orden público, estas dos jovencitas aparentan ser rudas, pero ya entre compañeros y su familia, son tiernas y sensibles, como las definen sus compañeros de la institución.
De este oficio difícil de ejercer, sostienen que los ataques de piedras y palos que afrontan en las calles samarias, son tan comunes, como los insultos y groserías que reciben en función de su misión constitucional.
Y aunque una coraza negra, rodilleras, casco y pistolas las hacen ver como si fueran de acero, parecidas a Robocop, ellas sostienen que 'la feminidad es la mejor arma para lograr propósitos'.
Tanto Ana Marcela como Leidy, ambas de 20 años, intentan abrirse paso para lograr la equidad dentro de su rol, pero dejan claro que 'no se trata de buscar ser mejores que los hombres, si no servirle a la sociedad'.
Reconocen que hay prejuicios por lo que hacen y que desafortunadamente todavía existe algo de machismo, porque no escapan quienes consideran que son incapaces, aunque estos son muy pocos.
Ana Marcela Mendoza González
Un sueño desde niña
A la la patrullera Ana Marcela, la vida de policía se le hace atractiva. Hace un año llegó a la institución luego de hacer el curso en la escuela Carlos Eugenio Restrepo, en el municipio La Estrella, Antioquia. Es samaria con residencia en Manzanares, quizás el barrio más emblemático que tiene la ciudad.
Desde niña tuvo admiración por el uniforme de policía porque creció viéndoselo puesto a uno de sus tíos y a tres primos.
Sus padres, Ilsemer Mendoza y María González se opusieron en un principio a su vocación porque soñaban conque su única hija fuese sicóloga o abogada, pero hoy se sienten orgullosos de la que llaman 'nuestra superheroína'.
Ser mujer, una ventaja
La patrullera Leidy Katiana está convencida que en la resolución de conflictos las mujeres llevan más ventajas que los hombres, ello en razón a su poder de persuasión.
Su baja estatura (1.60) y su contextura delgada la vuelven 'gigante' cuando se trata de preservar el orden público.
Ella es de Maicao, de padres magdalenenses. Tiberio Rodríguez, su papá es de San Zenón y Herminia Andrade, la mamá, de El Banco; pero su vida la hizo en Guamal, en donde estudió.
Actualmente cursa segundo semestre de Derecho en la Universidad Cooperativa de Colombia, UCC.
Leidy Katiana Rodríguez Andrade
Primeros miedos
Desde que ingresaron al grupo de reacción inmediata, ni Ana Marcela ni Leidy han utilizado su arma de dotación y aspiran a no hacerlo jamás. Ana Marcela recuerda que el susto más grande fue cuando cumplió con su primer operativo en diciembre del 2014. 'Nos desplazamos al barrio María Eugenia para atender un caso de riña y fuimos recibidos a piedras. Sentí miedo, pero no lo demostré. Un gran soporte en ese momento fue mi compañero de patrulla, Jhon Petro', recordó.
Leydy tiene dos años de pertenecer a la Policía Nacional y cuenta que coincidencialmente, fue también en María Eugenia donde tuvo su primer encuentro con revoltosos.
'Piedras iban y piedras venían. Nos tuvimos que replegar. Habíamos ido en busca de un sujeto que con un revólver disparaba como loco. Cuando nos aprestábamos a capturarlo la comunidad lo protegió y desde los cerros bajaban gentes lanzándonos piedras', comentó.