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Este Festival Vallenato pasará a la historia como uno de los mejores de la última década. El homenaje preparado por Valledupar y por la Fundación que organiza el evento a nuestro querido Gustavo Gutiérrez ha estado marcado por las muestras de cariño de propios y extraños a un ser humano excepcional que tiene el escasísimo privilegio de que toda la gente lo quiere. Sin duda, Tavo Gutiérrez, más que el flaco de oro, es una monedita de oro porque a todo el mundo le cae bien. Dentro de los múltiples homenajes recibidos, se destaca la producción musical titulada Gustavo Gutiérrez canta, con 25 temas de su autoría, interpretados por una acertada mezcla de artistas tradicionales del vallenato e invitados de otros géneros como Andrés Cepeda, Fonseca, Juan Carlos Coronel y Chabuco. Tampoco puede olvidarse el gesto admirable de Carlos Vives, quien donó a Tavo el pago de su presentación musical en el Parque de la Leyenda, en un generoso cheque que entregó al poeta homenajeado.

Sin embargo, dentro de tanta belleza, de tanto cariño que un pueblo le expresó a Tavo Gutiérrez, no podía faltar la nota discordante, como una puñalada trapera y ramplona de quienes menos se esperaba. Sí, nadie en su sano juicio podía haber pensado que los cuatro grandes artistas tradicionales de la música vallenata –Diomedes Díaz, Poncho Zuleta, Jorge Oñate y Beto Zabaleta–, paradójicamente los que más éxitos le han grabado a Tavo, se habrían confabulado para cancelar a última hora la presentación que había sido acordada y anunciada por la Fundación en el Parque de la Leyenda.

Arguyen los artistas como razón principal para tal medida que la Fundación no incluyó en la fecha en que ellos se presentaban un artista internacional como tampoco publicitó en forma suficiente su evento (ver cubrimiento de la noticia en EL HERALDO). Aceptando en gracia de discusión tal argumento, considero que existían alternativas menos drástica que tomar la extrema medida de cancelar el día anterior la presentación para dejar a la Fundación sin capacidad de reacción y al público viendo un chispero. Pero, además, su argumentación desnuda una contradicción insalvable: que ellos como artistas vallenatos no son capaces por sí mismos para garantizar el éxito del evento, sin la presencia de un artista internacional. Su justificación refleja un temor cierto y es que son estrellas en declive.

Ciertamente, con excepción de Beto Zabaleta, las carreras de los tres restantes (Poncho, Jorge y Diomedes) han estado marcadas en los últimos años más por los escándalos y líos judiciales, que por sus éxitos musicales. Veamos. Poncho Zuleta, quien, en pleno auge del paramilitarismo, exclama embriagado en Astrea “viva la tierra paramilitar”, ha enfrentado un largo proceso judicial por sus presuntos vínculos con las autodefensas, proceso que en la Fiscalía de Luis Camilo Osorio estuvo ‘engavetado’ por haberle tocado gratis la fiesta de compromiso y en el matrimonio de una de sus hijas. Curiosamente el proceso se reactivó luego de la salida del Fiscal parrandero.

Ni hablar de Jorge Oñate, protagonista de varios escándalos, desde una versión no desmentida de haber grabado por allá en los 80 el himno de las Farc, hasta su reciente vinculación en el homicidio de Efraín Ovalle, líder político de su pueblo La Paz, investigación judicial en la que algunos testigos indican que el crimen del dirigente tuvo relación con la pasada campaña política en la que su esposa perdió las elecciones frente al actual Alcalde. De Diomedes, hay poco que decir. El país entero conoce su vida de excesos y desórdenes.

Duele, duele en el alma lo que hicieron estos artistas en el Festival. Pero más que hacerle daño a la Fundación, y un desaire al homenajeado, sé que en el fondo se hacen un daño irreparable a sí mismos.

Por Andrés Molina Araújo
aamolina5@hotmail.com