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Sobre la Scadta, hoy Avianca, es el mayor hito que posee Barranquilla y Colombia ante la faz del mundo, por ser la segunda empresa de aviación más antigua que existe actualmente, después de la KLM de Holanda.

Fue una gesta extraordinaria: el ganarles a los gringos en adelanto empresarial, porque desde 1920 comenzaron a volar el territorio hidroaviones Junkers de la Scadta, mientras que en los Estados Unidos solo se fundó la Pan American Airways en 1927.

La Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos fue fundada el 5 de diciembre de 1919, en Barranquilla, con un capital de $800 pesos oro. Sus socios fundadores fueron cinco ilustres barranquilleros y tres alemanes: Ernesto Cortissoz (primer presidente), Jacobo Álvarez Correa, Arístides Noguera, Cristóbal Restrepo, Rafael María Palacio, Stuart Hosie, Alberto Tietjen y Werner Kaemmerer.

Este último tenía el contacto en Alemania con el piloto ingeniero Fritz Hammer, quien deseaba crear una compañía de aviación comercial en América.

Esto se cristalizó debido a que al llegar Kaemmerer a Barranquilla en el segundo semestre de 1919, visitó al banquero Cortissoz para proponerle esta idea de Hammer, contando inmediatamente con su apoyo y entusiasmo, asumiendo Cortissoz el liderazgo para formar tan intrépida e incierta empresa para la época. Convenció a estos primeros socios, y así arrancó Scadta.

Con la plata aportada por los ocho pioneros, Kaemmerer regresó a principios de 1920 a Alemania, y con Hammer decidieron comprar dos hidroaviones Junkers de metal. Contrataron al piloto Hellmuth Von Khron, héroe de la primera guerra mundial, y al ingeniero mecánico Wilhelm Schnurbusch, empacaron los Junkers en cajas de madera, y viajaron todos hacia Barranquilla en un buque holandés.

Llegaron llenos de ilusiones a mediados del año al Muelle de Puerto Colombia, en donde los recibieron con alborozo una comitiva, con el presidente Cortissoz a la cabeza.

En este tiempo se construyeron los dos primeros hangares de madera del hidropuerto de Veranillo, a la orilla de un canal del Río Magdalena, en donde queda hoy la Base Naval, en la Vía 40.

Jaime Cortissoz Cabrera