Como lo señala Roberto Steiner, quien representa en la junta directiva de Ecopetrol a los accionistas minoritarios, en el futuro el foco estará en la exploración y producción, que es “de lejos el segmento con el mayor potencial de generación de valor… Una parte central de la revisión estratégica, que consulta la nueva realidad del mercado, tiene que ver con el logro de mayor eficiencia operacional y una significativa reducción de costos”. Una de las apuestas mayores que tendrá Ecopetrol será el desarrollo hacia el futuro del campo Rubiales, el cual revertirá a mediados del próximo año a Ecopetrol. Del exministro Juan Carlos Echeverri, nuevo presidente de Ecopetrol, se ha dicho que “tiene todos los pergaminos y la trayectoria, pero en esta difícil coyuntura se van a necesitar muchos atributos personales y profesionales para liderar la empresa más grande del país”. Ese es uno de sus mayores desafíos.

En medio del entorno adverso que ronda la industria petrolera, y a Ecopetrol en particular, se han tenido noticias alentadoras: el reciente hallazgo en La Guajira, en el pozo Orca 1 en el Bloque Tayrona, por parte de Petrobras-Ecopetrol-Repsol, es muy prometedor. Por lo pronto se ha podido establecer que allí hay reservas de gas natural del orden de los 264 millones de barriles de petróleo equivalente. El primero en aguas profundas. Está por establecerse la magnitud de este descubrimiento, pero ya se ha catalogado como el mayor en Latinoamérica el año pasado. Este hallazgo, sumado a los éxitos exploratorios en onshore en 2014, con Nueva Esperanza-1 (CPO09) en 2014, junto con Akacías-1, se convierten en los hallazgos más grandes del país en los últimos 20 años. En suma, Colombia acaparó 4 de los 10 más grandes descubrimientos de hidrocarburos en Latinoamérica en 2014, lo que le gana al país mucha prospectividad, que es el principal atractivo para la inversión y los inversionistas en esta industria.

Otra buena noticia es la entrada en operación a mediados en el último trimestre de este año de la nueva refinería de Cartagena, duplicando su capacidad de refinación (pasa de 80 mil barriles de carga a 165 mil barriles), elevando su factor de conversión del 76% al 97%, ahora modernizada y optimizada. Esto le imprimirá un gran impulso al crecimiento del PIB del descaecido sector industrial. Además, contribuirá a reducir el déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente, tan golpeadas por la destorcida de los precios del crudo.

Se espera que las medidas tomadas recientemente por el Gobierno, al amparo del Pipe 2.0, contribuyan a detener la caída de la actividad petrolera, especialmente la sísmica y la exploración, porque tanto o más grave que el desplome de los precios del crudo puede ser la caída de la producción y de las reservas.

En el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) que acaba de presentar el ministro Cárdenas al Congreso se mantiene la meta de producir agregada de un millón de barriles diarios, pero para que la misma se pueda sostener es indispensable incorporar más barriles a las reservas. Y estas siguen en mengua.

Además, es menester contrarrestar la embestida de las Farc en contra de la infraestructura petrolera con medidas prontas y eficaces, a riesgo de paralizar y ahuyentar la inversión en momentos en que más se requiere.