“Por ahora la prueba reina que tienen las autoridades para llevarlo a juicio son los rastros de ADN que dejó en varias de sus víctimas, y, de ser condenado por un juez, se convertirá en el violador en serie más apuesto de la historia de Colombia”. Así terminaba, hasta hace unas horas, la nota de la revista Semana sobre los crímenes del modelo y fisicoculturista Jefferson Mejía Riascos, quien se hacía pasar por mototaxista para violar y robar mujeres en la carretera Cali-Palmira, y luego coleccionaba sus calzones. Mejía es investigado por 11 violaciones, pero en su casa encontraron evidencia de que pueden ser muchas más. A pesar de lo horrendo de estos crímenes, la revista se emboba con el aspecto del criminal, hasta presenta un mosaico de fotos del tipo sin camisa. Un violador, sí, pero al menos era guapo.

Los comentarios a la nota también son muy dicientes. Uno se pregunta por el “perfil psicológico de este señor, porque para cualquier es ilógico que este señor sea un violador. Aberraciones y enfermedades a causa de traumas infantiles que se pueden evitar”. Así que el motivo de las violaciones no es la misoginia rampante sino un trauma individual. Otros lo llaman “negrito malandroso”, “que cuelguen a este negro, no merece más”, “hay que decirle belleza morena, porque si se le dice negro, el [...] demanda por racismo Nhdp (sic)”. Así que el comentario oscila entre maravillarse de la belleza del violador y revolcarse en el racismo. Bien por ser bello, mal por ser negro, y segurito es un enfermo.

Y nótese que de las mujeres no se habla. La historia, para variar, es una historia sobre él, contada de manera casi romántica, “como de película”. Si no fuera porque “es negro”, este violador sería un personaje aspiracional.

La BBC tiene una serie llamada The Fall en la que Gillian Anderson, otrora Dana Scully en los Archivos X, interpreta a una detective inglesa, Stella Gibson, que investiga a un violador y asesino en serie que, entre otras cosas, es muy guapo (el actor que lo interpreta, Jamie Dornan, era modelo de ropa interior y es más conocido por ser el actor protagónico de 50 sombras de Grey). En un momento de la serie, su subalterno y amante le pregunta a Gibson si no le parece que el asesino es un personaje fascinante. Gibson contesta: “Una mujer, no recuerdo quien, una vez le preguntó a un amigo hombre por qué los hombres se sentían tan amenazados por las mujeres. Él contestó que tenían miedo de que las mujeres se ríen de ellos. Luego la mujer hizo la misma pregunta a un grupo de mujeres y ellas contestaron que tenían miedo de que los hombres las mataran. Él podrá fascinarte, pero yo lo desprecio con cada fibra de mi ser”. La serie usa la famosa cita de Margaret Atwood, y a lo largo de la historia sugiere que muchos hombres querrían comportarse como el asesino, la única diferencia es que él ha decidido hacerlo. Es una reflexión sobre cómo narramos a los asesinos en serie, son monstruos enfermos, o antihéroes románticos, en vez de lo que son: misóginos comunes y corrientes que han cruzado la línea a lo criminal. Cuando Gibson finalmente captura e interroga a Spector, el asesino, este le dice que él no es un violador. Gibson contesta “Las violaste. Eres un violador”. Y no hay nada de romántico o fascinante en eso.

@Catalinapordios