Ren McCormack, encarnado en Kevin Bacon, es un adolescente que creció en Chicago y se muda con sus tíos a Bomont, un pueblito donde el concejo del pueblo ha prohibido la música rock y el baile. McCormack argumenta en contra de la medida citando unos versos de la Biblia, para que las autoridades ultraconservadoras entiendan el mensaje en su propio idioma. La esposa del reverendo Moore (líder del pueblo) le dice a su esposo que no “puede ser el padre de todos” y queda especialmente aterrada cuando la cosa escala a la quema de libros que puedan ser “peligrosos para la juventud”. Al final, la prohibición no se levanta y los adolescentes resuelven hacer su fiesta de graduación en una granja en las afueras. Footloose está basada en la historia real de una pequeña comunidad rural y religiosa, Elmore City, en Oklahoma, y está a punto de repetirse en, ni más ni menos, una de las ciudades con mayor patrimonio cultural y rítmico del mundo: Cartagena.

En un despliegue de estupidez, ignorancia, racismo y clasismo sin precedentes, el Concejo de Cartagena ha aprobado en segundo debate un proyecto que dicta “normas para regular la participación de menores de edad en bailes o danzas que incidan en el contacto físico de tipo sexual y que hagan apología al sexo o a posiciones sexuales de algún tipo”. Para el concejal, la champeta y el reguetón son “bailes eróticos” que aumentan los embarazos adolescentes porque despiertan antes el deseo sexual en los niños. El proyecto contempla una “escuela de padres” porque ¡planean meterse con la libertad que cada familia tiene sobre cómo educar a sus hijos! y que los padres sean “sancionados pedagógicamente” con “capacitaciones y prestación de servicios sociales” si ven a los niños bailando reguetón o champeta. Como si fuera poco, los adultos no pueden realizar estos “bailes sexuales” en lugares públicos.

Quizá quien necesita una capacitación al respeto es el concejal Salim, pues no tiene los conocimientos básicos sobre cómo se genera un embarazo: mediante la fertilización de un óvulo con un espermatozoide, algo que sucede cuando la gente tiene sexo con penetración y sin condón u otro tipo de profilácticos, y no por bailar champeta.Un baile no es sexual porque las personas muevan la pelvis, la sexualidad humana es tan amplia y diversa que la gente se masturba con cualquier cosa (hasta con la Virgen María como hizo San Bernardo), y hasta el más vestido bolero puede terminar en un embarazo no deseado si se usa como herramienta de seducción y se tiene sexo sin protección. El tiempo de los concejales cartageneros estaría mejor utilizado promoviendo campañas de educación en derechos sexuales y reproductivos, en vez de estar atentando contra la libertad de expresión, el libre desarrollo de la personalidad, el derecho al esparcimiento y entretenimiento de los mismos ciudadanos que les pagan sus sueldos. El Concejo cartagenero atenta de manera directa con las libertades de los ciudadanos y el patrimonio cultural cartagenero, y colombiano. La champeta y el reguetón son de todos, y es violento, anticonstitucional y estúpido que en un país como Colombia nos quiten el derecho a bailar.

@Catalinapordios