La agencia japonesa de seguridad nuclear reportó una emergencia en un segundo reactor ubicado en la planta nuclear Fukushima Dai-ichi, donde había ocurrido una explosión poco antes.
La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial informó que la Unidad 3 tuvo fallas en su sistema de enfriamiento. La agencia dijo que recibió informes sobre el percance de parte de Tokyo Electric, la empresa que opera la planta.
Ya se había registrado una explosión en otro reactor en la misma planta, destruyendo el edificio que lo albergaba, sin causar daños al reactor. La explosión se sumó a las dificultades que enfrentan las autoridades tras el terremoto y el tsunami que devastaron la costa norte de Japón el viernes.
El Organismo Internacional de Energía Atómica informó que habían sido evacuadas 170.000 personas de la zona cercana a la planta Fukushima Dai-ichi.
El organismo, con sede en Viena, dijo que la gente recibió la orden de retirarse de un radio de 20 kilómetros (12 millas) alrededor de la planta.
Accidente nuclear en Japón fue de nivel 4 en escala de 7
En la escala Ines, el nivel 4 corresponde a los accidentes sin riesgo fuera del emplazamiento de la central y con consecuencias exclusivamente locales, según los documentos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica. El accidente de Fukushima N1 es el más grave que ha conocido hasta ahora Japón.
El suceso se produjo cuando varios empleados trataban de enfriar uno de los 6 reactores nucleares de la central, cuyo sistema de refrigeración se vio dañado por el terremoto que ayer hizo temblar a Japón.
El edificio de contención que albergaba un depósito de acero con el reactor se vino abajo a causa de la explosión, que dejó una enorme columna de humo visible a decenas de kilómetros durante varias horas.
En los primeros momentos cundió la alarma, entre la incertidumbre y el temor a que hubiera estallado el propio reactor nuclear, pero tras las primeras inspecciones el Gobierno aseguró que la explosión se había producido fuera.
Las autoridades habían ordenado sacar a 46.000 residentes en un radio de 10 kilómetros de la central, pero en el momento del accidente había aún unas 800 personas en la zona, y posteriormente aumentaron el área de evacuación a 20 kilómetros.
Cuatro trabajadores de la planta resultaron heridos en la explosión aunque ninguno está en situación crítica, según Tokyo Electric Power (TEPCO), responsable de la central nuclear, que este año cumplió cuatro décadas y tiene permiso para operar al menos diez años más.
Un accidente de estas características se trataba de evitar desde que el viernes un gran terremoto de 8,8 grados Richter sacudió Japón y cortó el flujo de energía eléctrica y el motor diesel de emergencia de la central de Fukushima.
La falta de energía paralizó el mecanismo de refrigeración de la planta, que cuenta con seis reactores de agua en ebullición, lo que hizo que los niveles de radiactividad fueran hasta mil veces superiores a lo habitual en una de las salas de control.
Ello llevó a decretar el estado de emergencia nuclear en ésta y otra planta vecina, la número 2 de Fukushima, también perteneciente a TEPCO y que también vio alterado su suministro eléctrico por el terremoto.
Para rebajar temperatura en ambos reactores el Gobierno nipón ordenó, por primera vez, que se abrieran de forma controlada las válvulas de los reactores, pese al temor de que el vapor liberado transportara sustancias radiactivas.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, admitió que la operación liberó cantidades de radiación "mínimas", aunque en todo momento el Gobierno mantuvo su mensaje de calma a la población al asegurar que las eventuales fugas eran "asumibles".
Ello no impidió que se vivieran momentos de fuerte alarma tras encontrarse cesio radiactivo cerca de la central, una sustancia aparentemente procedente del interior del reactor y que hizo temer un posible proceso de fusión nuclear.
Entre informaciones confusas y una frenética actividad para controlar la situación, las autoridades señalaron que habían logrado enfriar los reactores, aunque las consecuencias de los daños en la central todavía no están claras.
Pese a ser un país extremadamente preparado ante los terremotos, especialmente las infraestructuras como las centrales nucleares, Japón se vio desbordado por la gran intensidad del temblor de ayer, el mayor del que se tiene constancia en el país.
Tal y como establece el protocolo de seguridad nipón, las 11 plantas de energía atómica de las zonas azotadas por el sismo paralizaron de forma automática su actividad, por lo que el Gobierno se vio obligado hoy a instar a los ciudadanos a ahorrar energía para evitar posibles cortes en el suministro.
Japón sufrió el peor accidente nuclear de su historia en 1999, cuando una explosión seguida de una fuga en una planta de procesamiento de uranio en la localidad de Tokaimura acabó con la vida de dos operarios y expuso a más de un centenar de habitantes a altos niveles de radiación. EFE y AFP