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A lo lejos y bajo el sol del mediodía, se levanta una imponente edificación parecida a un ‘crucero’ que se conoce en Barranquilla como el Edificio García, llamado así en honor a su propietario Ascanio García.

Construido en 1939, esta valiosa edificación se convirtió en el primer complejo de apartamentos de la ciudad, producto del ingenio del maestro cubano Manuel José Carrerá Machado.

También se destaca por ser el primer edificio con ascensor en la capital del Atlántico y por el aporte cultural de cada una de las personas que han hecho de ese espacio, su casa o su lugar de trabajo.

El edificio García ha sido testigo de nuevas expresiones artísticas y algunos de sus residentes aseguran que es el espacio propicio donde fluye 'el mundo de las ideas'.

'Este edificio es como la casa para producir y es ideal para hacer arte, concentrarse en llevar a término una obra y de paso vivir otros aires', expresó en la sala de su apartamento Andrés Pupo, ambientador audiovisual y decorador, que desde hace dos años habita esta construcción situada en la calle 47 No. 44-189.

EL ESTILO ART DECO

Sobre el estilo del edificio, el arquitecto Carlos Arturo Bell Lemus cuenta que la expresión icónica de los movimientos de la década de 1930 se mantuvo en la concepción de esta obra y que también tuvo repercusiones luego de la crisis financiera de ese mismo año.

Agrega Bell que ese estilo que simula un barco con líneas curvas era uno de los aspectos importantes que a comienzos del siglo XX estaba en auge.

Sumado a ello, Carrerá plasmo el sentido del art deco, un término francés que traduce arte decorativo y 'que no recargaba la arquitectura, sino que le daba un carácter decorado más sutil, más geométrico y con revoques hasta en las ventanas', dijo el experto.

La arquitecta Rossana Llanos, docente investigadora de la escuela de arquitectura urbanismo y diseño de la Universidad del Norte, agrega que los motivos abstractos del art-deco reflejan el deseo de una sociedad de redescubrir y reafirmar los elementos que la fortalecen, manejando una iconografía basada en los anhelos de progreso y modernidad. De esta forma, las terrazas escalonadas y la combinación de rectas y curvas son el claro ejemplo de este estilo que, aunque no está declarado patrimonio arquitectónico de la ciudad sigue siendo uno de los más representativos de la Barranquilla moderna.

Y es que mientras la ciudad hierve, el García mantiene un clima fresco. Bell explicó que esto se debe a la creación de ejes de circulación bien definidos. 'Es un proyecto bien logrado y planificado para que no le entraran los rayos de luz de forma directa'.

Menos residentes

Los residentes cuentan que la edificación dejó de ser refugio de familias enteras y de ejecutivos extranjeros para acoger una variedad oficinas audiovisuales como como Kimera Producciones y Pimentón Rojo.

Las familias son cada vez menos. Los gatos son las mascotas que prefieren sus ocupantes, pues son silenciosos y mucho más tranquilos, según dice uno de los residentes en el edificio.

El aire místico y mágico que de sus bohemios rincones ha inspirado a artistas barranquilleros para darle vida a varios proyectos cinematográficos. Cabe destacar cortometrajes de la talla del ‘Vampiro Vegetariano’, del maestro Luis Ernesto Arocha, un film que cuenta la historia surrealista de un vampiro suelto en el Carnaval de Barranquilla y que escogió a este complejo habitacional como una de sus locaciones.

Daniela Henao es una joven diseñadora gráfica que se radicó en Barranquilla e hizo de uno de los apartamentos de esta edificación de siete pisos su oficina y su hogar.

Desde Kimera Producciones, su lugar de trabajo, contó su experiencia de vivir en un lugar que considera ‘único’ en toda la ciudad. 'Vivo y trabajo en este edificio desde hace 6 años. El encanto de este espacio es la temperatura, el ambiente, uno se siente en una cápsula y puedo pasar meses enteros sin salir de aquí', narró Henao.

'En el García no hay fantasmas'

Una de las mayores inquietudes de los visitantes al pisar el edificio es conocer si existen historias paranormales o presencias extrañas que atormenten los sueños de los dormitorios. Y es que los pasillos largos y solitarios, acompañados del susurro del viento y una luz tenue transportan de inmediato al recién llegado a una película de suspenso o de terror.

Ante la duda, Catalina López, empleada de servicios generales desde hace 15 años, aseguró que no ha vivido o escuchado una experiencia con espectros o espíritus. 'Cuentos de fantasmas y de cosas misteriosas aquí no pasan. En todo el tiempo que llevo nunca he escuchado pasos, ni he visto brujas', sostuvo la mujer cuando acababa de terminar hora del almuerzo.

Un piso más abajo, en el sexto, Daniela reafirma que 'aquí lo que menos se siente es miedo. Yo viví en el séptimo nivel, que es el más tenebroso y ahora que me cambié a uno más grande, la percepción es la misma: libertad. Y aunque siempre vas a escuchar puertas que se tiran o que alguien se atrapó en el ascensor y lo está presionando, ya la gente convive con eso'.

'El García es un edificio antiguo, pero sabroso. Antes era más residencial y ahora lo que se ve es mucha oficina. Yo veo esto igual, solamente lo pintan por temporadas pero las reformas son muy pocas', agregó Catalina López.

Desde el último piso también se puede observar a lo lejos el centro histórico con las imponentes iglesias de San Roque y San Nicolás, así como el caudaloso río Magdalena.