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La genética ha confirmado que efectivamente la especie neandertal y la del homo sapiens se encontraron en varios momentos de la historia evolutiva y tuvieron contacto sexual. Sin embargo, no hay rastros en el humano moderno del cromosoma ‘Y’ de los machos neandertales, un aspecto que apunta a una incompatibilidad genética entre ambos grupos humanos.

Esta fue la conclusión de la investigación genética realizada por científicos de la Universidad de Stanford (EEUU) y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania).

Los neandertales, científicamente conocido como homo neanderthalensis, son una especie extinta del género homo que habitó Europa y parte de Asia, desde hace 230 mil hasta 29 mil años atrás, durante el Pleistoceno medio y superior. En la línea evolutiva se le ubica en un eslabón anterior al homo sapiens, aunque presentaba cerebros igual o más grandes que los del hombre moderno.

Este nuevo estudio arroja una luz sobre la relación entre las dos especies, cuyos linajes se separaron hace unos 590.000 años –coincide con otros trabajos basados en cromosomas no sexuales– y, por otro lado, a determinar que si bien los humanos modernos tienen trazas genéticas de ADN neandertal –entre un 2,5 y 4 %–, no poseen genes de su cromosoma Y.

A diferencia del cromosoma X, el cromosoma Y se transmite exclusivamente de padres a hijos, y este trabajo pone de manifiesto que este cromosoma en los neandertales es único. Así lo explicó a Efe Sergi Castellano, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

'Aunque sabemos que se podían reproducir entre ellos, y lo hicieron, estamos empezando a ver que debía haber una serie de dificultades que hacían que la reproducción no fuera tan fácil. Hay que seguir investigando'.

La investigación también plantea otra cuestión de incompatibilidad: una respuesta inmune en la madre que provocaría abortos espontáneos de fetos masculinos (portadores de los genes cromosómicos Y). Estos repetidos abortos explicarían la ausencia del cromosoma Y en humanos moderno.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores usaron datos de una secuenciación genética previa. En 2014 secuenciaron el exoma –parte del genoma que codifica para las proteínas– de dos neandertales de El Sidrón y otro de la cueva de Vindija (Croacia).

Estudios genéticos v métodos tradicionales. Ricardo Gutiérrez, doctor en Ciencias Biológicas y experto en evolución del sexo y antropología reproductiva de la Universidad del Norte, explica que las nuevas tecnologías están aportando al estudio de la evolución.

'Anteriormente se creía que no había existido un entrecruzamiento del neandertal con el homo sapiens, pero los estudios genéticos demostraron lo contrario', comenta Gutiérrez, y agrega que antes de dichos estudios y la biología molecular, los vínculos evolutivos se basaban en el estudio de la forma, de la morfología de los restos hallados en los yacimientos arqueológicos alrededor del mundo.

'Ya hay consenso en la comunidad científica en cuanto a que la especie humana se originó en África. Las investigaciones en este campo continuarán para complementar la historia de cómo se formó el humano moderno', afirma el experto.

En busca del origen del hombre moderno

Además de la investigación genética sobre el neandertal, un equipo de científicos chinos y españoles trabajan actualmente en los yacimientos que en distintas épocas revolucionaron la Antropología en las afueras de Pekín y en Atapuerca (norte), zonas que esconden claves para entender las primeras migraciones de seres humanos fuera de África.